La epilepsia es una enfermedad común que afecta al sistema nervioso, pero el estado epiléptico (EE) es una emergencia médica que se refiere a convulsiones persistentes que pueden tener consecuencias a largo plazo. Por definición, el estado epiléptico se clasifica como una convulsión que dura más de cinco minutos o dos o más convulsiones que ocurren en el mismo período sin retorno a la conciencia normal. Esta condición no sólo es peligrosa, especialmente cuando el tratamiento se retrasa, sino que también puede tener efectos profundos en el cerebro.
El riesgo de convulsiones aumentó significativamente después de 30 minutos.
Durante el estado epiléptico, el funcionamiento del sistema nervioso se altera drásticamente. Ya sea tónico-clónica (convulsiva) o no convulsiva (no convulsiva), la actividad eléctrica del cerebro mostrará anormalidades durante la convulsión. En el estado epiléptico tónico-clónico, las extremidades del paciente experimentarán movimientos rítmicos de contracción y extensión, que pueden representar una amenaza para la respiración y requerir tratamiento inmediato. En el estado epiléptico no tónico, el paciente tiene un nivel de conciencia alterado durante un período prolongado de tiempo y puede carecer de respuestas físicas notables.
A menudo se subestima el estado epiléptico no tónico, lo cual tiene gran importancia clínica.
El diagnóstico del estado epiléptico generalmente se realiza mediante una batería de pruebas, que incluyen análisis de azúcar en sangre, imágenes cerebrales y un electroencefalograma (EEG), aunque en muchos casos el paciente también puede tener otras afecciones neurológicas subyacentes. A medida que avanza el diagnóstico, la comunidad médica también explora constantemente las causas del estado epiléptico, desde un accidente cerebrovascular hasta un trauma o reacciones a medicamentos, que pueden causar esta emergencia.
Sólo alrededor del 25% de las personas que sufren una convulsión informan tener antecedentes de epilepsia, una cifra que subraya la importancia de diagnosticar el estado epiléptico.
El tratamiento inicial estándar para el estado epiléptico es con benzodiazepinas, como lorazepam administrado por vía intravenosa y mecamilamina administrada por vía intramuscular, que actúan para suprimir las convulsiones. Además, a menudo se utilizan otros fármacos antiepilépticos como la fenitoína o su profármaco (fosfenitoína) como tratamiento de seguimiento.
Aunque algunas son terapias de emergencia, agregar barbitúricos también es una opción cuando nos enfrentamos a un estado epiléptico difícil de tratar. En un pequeño número de casos, puede ser necesario utilizar anestesia general como el propofol para controlar las convulsiones, lo que a menudo requiere asistencia respiratoria adicional.
Pronóstico y epidemiologíaEn los pacientes que presentan estado epiléptico por primera vez, la tasa de mortalidad es de entre el 10% y el 30%, y los sobrevivientes suelen presentar diversos grados de disfunción neurológica. Se estima que cada año ocurren en Estados Unidos unos 40 casos de estado epiléptico, con tasas más altas en ciertos grupos, como los ancianos o aquellos con afecciones neurológicas subyacentes.
La discusión sobre el estado epiléptico no es sólo una comprensión del proceso fisiológico, sino también un espejo para reflexionar sobre todo el sistema médico.
Aunque se han debatido ampliamente algoritmos de tratamiento claros, sigue existiendo cierta controversia respecto a cuál es el tratamiento más eficaz. Las nuevas direcciones de investigación se centrarán en descubrir fármacos más eficaces y comprender las causas profundas del estado epiléptico. En este campo lleno de incógnitas, ¿has pensado alguna vez en cómo hacer que más gente comprenda la gravedad del estado epiléptico?