Tras el fin de la Guerra Fría, el mundo se enfrenta a nuevos desafíos en materia de seguridad nuclear. La cooperación entre Estados Unidos y Rusia, particularmente en el área de Protección, Control y Verificación de Materiales Nucleares (MPC&A), muestra cómo los dos países pueden trabajar juntos para abordar los riesgos de proliferación nuclear. Desde el colapso de la Unión Soviética en 1991, la cuestión de cómo proteger las armas nucleares y sus materiales se ha vuelto más apremiante. Este artículo explorará la evolución del programa MPC&A entre Estados Unidos y Rusia y su impacto en el panorama de la seguridad nuclear global.
El objetivo del sistema MPC&A es proteger los materiales nucleares contra robos o desvíos y poder detectar la ocurrencia de tales eventos. Incluye principalmente los siguientes aspectos:
Sistemas de protección física: estos sistemas detectan intrusiones no autorizadas y activan respuestas inmediatas cuando es necesario.
Sistemas de control de materiales: estos sistemas previenen el movimiento no autorizado de materiales y detectan rápidamente el robo o desvío de materiales.
Sistemas de contabilidad de materiales: estos sistemas garantizan que todos los materiales se verifiquen y que se puedan rastrear e investigar las irregularidades.
Confiabilidad del personal: incluye controles de seguridad, educación y capacitación de concientización.
Control procesal: como la regla de las dos personas.
Después del final de la Guerra Fría, el Departamento de Energía de Estados Unidos estimó que Rusia y los nuevos estados independientes poseían 603 toneladas métricas de material nuclear utilizable para armas, suficiente para construir 41.000 bombas nucleares. Estos materiales se encuentran en regiones rusas donde los sistemas de seguridad están gravemente debilitados y son vulnerables a los efectos de la inestabilidad política y económica.
Desde 1992, el Departamento de Defensa de Estados Unidos ha iniciado programas de cooperación entre gobiernos. En 1993, se lanzó la cooperación formal entre Estados Unidos y Rusia en el marco del proyecto de Reducción Cooperativa de Amenazas (Nunn-Lugar), con una asignación inicial de 10 millones de dólares para el programa. Sin embargo, debido a sospechas y problemas de confidencialidad entre los dos países, este plan encontró muchas dificultades en su desarrollo.
Además de la cooperación entre gobiernos, también hay planes de cooperación entre laboratorios, con énfasis en la cooperación entre los laboratorios nacionales de Estados Unidos y la agencia nuclear rusa. Esta cooperación se inició en 1994, mediante la firma de un contrato, las dos partes se comprometen a mejorar la tecnología de protección y control de los materiales nucleares.
En 1995, el presidente Clinton emitió una directiva que establecía la responsabilidad formal del Departamento de Energía de mejorar la seguridad de los materiales nucleares en Estados Unidos. A medida que se intensificaba la crisis económica en Rusia, Estados Unidos intensificó sus medidas de apoyo a las instalaciones nucleares rusas en 1998 para hacer frente al urgente desafío de la seguridad del material nuclear.
Para evitar que los científicos nucleares rusos vendan sus conocimientos a otros países, Estados Unidos también ha implementado varios programas, como la ampliación de la Iniciativa de Ciudades Nucleares para promover el desarrollo económico de Rusia y evitar que los científicos vendan tecnología.
La cooperación entre Estados Unidos y Rusia en el campo de la seguridad nuclear ha desempeñado un papel clave desde el final de la Guerra Fría, mejorando significativamente la seguridad de los materiales nucleares y reduciendo los riesgos de proliferación. Sin embargo, a medida que cambia la situación internacional, esta cooperación enfrenta nuevos desafíos. Frente a un entorno de seguridad global cada vez más complejo, ¿son suficientes estas medidas de seguridad nuclear para garantizar la paz mundial?