El Cretácico es un período geológico importante en la historia de la Tierra, que duró desde hace unos 143,1 millones de años hasta hace 66 millones de años. Este período no solo es el último período de la Era Mesozoica, sino también el período más largo de la historia. Todo el Eón Fanerozoico. El período más largo. En esa época, el clima era relativamente cálido y el nivel del mar subió drásticamente, formándose muchos mares interiores poco profundos que proporcionaban hogares para una variedad de vida marina. Especialmente a fines del Cretácico, el Cretácico vio el surgimiento de plantas con flores, que cambiaron aún más la paisaje del reino vegetal.
Las plantas con flores comenzaron a aparecer a principios del Cretácico y se diversificaron rápidamente, hasta convertirse en el grupo de plantas dominante en la Tierra a finales del Cretácico, coincidiendo con el declive y la extinción de los grupos de gimnospermas anteriormente muy extendidos.
El Cretácico fue testigo de un cambio importante en los reinos vegetal y animal, no sólo un reemplazo de especies sino una reorganización de ecosistemas enteros. La aparición de plantas con flores durante este período marcó el comienzo de una nueva era ecológica, ya que se convirtieron en la principal fuente de alimento para muchos herbívoros y cobraron importancia en diferentes nichos ecológicos. Como una fascinante sinfonía natural, los colores de las flores en realidad desencadenaron una interacción evolutiva con los insectos.
A medida que la vegetación cambió, la estructura del ecosistema en ese momento también cambió. Muchos grupos de plantas existentes pueden rastrearse hasta sus orígenes en el Cretácico. Durante este período también comenzaron a aparecer los mamíferos y las aves modernas, sentando las bases para la biodiversidad futura. Por lo tanto, el Cretácico puede considerarse un punto de inflexión crítico en la historia de la vida en la Tierra.
Se cree que la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno, que tuvo lugar al final del período Cretácico y que provocó la extinción de muchas especies, incluidos los dinosaurios no voladores, está relacionada con el impacto de un gran asteroide en la Tierra. Seleccione una tierra que esté enfrentando el renacimiento.
El evento de extinción masiva del Cretense-Paleógeno marcó el comienzo de la Era Cenozoica, y aunque este desastre causó pérdidas significativas de organismos, estos enormes cambios también proporcionaron espacio para el desarrollo de la biodiversidad posterior. Los animales que dependían de las plantas para sobrevivir, incluidos muchos dinosaurios, finalmente se extinguieron cuando la cadena alimentaria colapsó. Relativamente hablando, algunos organismos pequeños, como ciertos mamíferos e insectos, pudieron sobrevivir a esta ola de extinción porque se habían adaptado a nichos ecológicos diferentes.
Este evento no sólo afectó a la biodiversidad, sino que también transformó el entorno natural del mundo. A medida que el clima cambia y los niveles del mar suben y bajan, las comunidades vegetales evolucionan y se adaptan a nuevas condiciones geográficas y climáticas. En medio de los cambios en los ecosistemas, las plantas con flores han mantenido un ritmo de crecimiento constante, y la clave de su éxito radica en las relaciones simbióticas mutuamente beneficiosas que forman.
Desde el final del período Cretácico, los organismos de la Tierra han experimentado varias generaciones de reorganización y adaptación, resultado de una evolución a largo plazo. Con esta catástrofe, el reino vegetal del Cenozoico inició su nuevo capítulo, apareciendo cada vez más especies indisolublemente ligadas a las plantas con flores del Cretácico.
Es esta historia cretácica la que nos permite comprender mejor la complejidad del ecosistema de la Tierra hoy, y ¿qué tipo de entorno creará nueva biodiversidad en el futuro?
Ya sea que exploremos el pasado o pensemos en el futuro, los cambios ecológicos del Cretácico nos proporcionan información importante que nos impulsa a reexaminar la relación entre la amistad ecológica y la interdependencia en la Tierra. A medida que las plantas evolucionan, no podemos evitar preguntarnos: ¿cómo sería el paisaje biológico actual si el medio ambiente no hubiera cambiado tanto?