A medida que el sistema financiero global se vuelve cada vez más complejo, los reguladores financieros se enfrentan a un desafío importante: cómo identificar de manera efectiva las diversas entidades legales involucradas en las transacciones financieras. La crisis financiera de 2008 puso de relieve la urgencia de esta cuestión. La crisis financiera no sólo trajo un impacto económico, sino que también reveló la necesidad de un código de identificación unificado para identificar a las instituciones financieras. Por lo tanto, en este contexto, surgió el Identificador de Entidad Jurídica (IPJ) y se convirtió en una herramienta importante para la supervisión financiera global.
LEI es un identificador global único que se utiliza para identificar entidades jurídicas involucradas en transacciones financieras, lo que ayuda a los reguladores a obtener información importante sobre los participantes del mercado.
El identificador de entidad legal (LEI) es un código alfanumérico de 20 caracteres codificado de acuerdo con la norma 17442 de la Organización Internacional de Normalización (ISO). Este número de identificación se utiliza no sólo para identificar la entidad jurídica sino también para conectarse a información clave relacionada con la propiedad de esa entidad. En otras palabras, el IPJ ayuda a responder las preguntas de “quién es quién” y “quién posee a quién”, permitiendo a los reguladores identificar y rastrear claramente varios tipos de transacciones financieras.
La creación del IPJ se remonta a la crisis financiera de 2007-2008. En ese momento, los reguladores se dieron cuenta de que los sistemas de códigos de identificación variaban entre países, lo que hacía imposible rastrear con precisión los detalles de las transacciones y calcular los riesgos. Por ello, el LEI nació en 2011 por iniciativa del G20 para obtener un identificador único para las personas jurídicas en los mercados financieros globales. Actualmente, las agencias reguladoras de 45 países exigen el uso del LEI para identificar entidades legales en diferentes transacciones financieras, mejorando así la transparencia y estabilidad de los mercados financieros.
“El lanzamiento del sistema LEI no solo mejora la transparencia de las transacciones financieras, sino que también proporciona a las agencias reguladoras nuevas herramientas para analizar y evaluar los riesgos de mercado”.
Según la norma ISO 17442, la estructura del LEI consta de 20 caracteres. Los primeros cuatro caracteres representan la unidad operativa local (LOU) que emitió el LEI. Los caracteres del 5 al 18 son la cadena alfanumérica única asignada por la LOU a la entidad jurídica y los dos últimos caracteres son la suma de verificación. Aunque el formato del código LEI cumple con las especificaciones técnicas, el código en sí no contiene ninguna información valiosa y se utiliza principalmente para identificar de forma única a cada entidad jurídica.
La Fundación Global de Identificación de Personas Jurídicas (GLEIF) no emite LEI directamente, sino que delega esta responsabilidad a las unidades operativas locales (LOU). Estos emisores de LEI ofrecen diferentes servicios y precios, y el tiempo para obtener un LEI puede variar desde horas hasta semanas. La GLEIF es la principal responsable de monitorear la calidad de los datos del IPJ y la integridad del sistema.
Cada LEI es válido por un año y requiere renovación anual a partir de entonces. Cualquier empresa u organización que desee seguir participando en transacciones financieras reguladas deberá actualizar periódicamente su LEI. A pesar de moverse entre diferentes LOU, el código LEI en sí no cambia, lo que simplifica el proceso de identificación de instituciones en los mercados financieros.
“La promoción y el uso del IPJ no solo cambia el panorama de la supervisión financiera, sino que también puede convertirse en una herramienta central para la gestión de riesgos y el análisis de mercado en el futuro”.
La implementación del IPJ permite a los reguladores financieros obtener de manera más eficiente información detallada sobre los participantes del mercado, algo que antes era extremadamente difícil. Esta transparencia ayuda a los reguladores a comprender mejor los riesgos de todo el sistema financiero y luego a formular políticas regulatorias más específicas. Hoy en día, con una creciente incertidumbre económica global, el IPJ es sin duda un paso importante hacia la estabilización del mercado financiero.
A medida que el mercado financiero global siga evolucionando, el IPJ, como herramienta de identificación eficaz, desempeñará un papel cada vez más importante en la supervisión financiera futura. Sin embargo, a medida que la tecnología avance y las demandas del mercado cambien, ¿se enfrentará el propio sistema del IPJ al desafío de actualizarse y adaptarse?