La tecnología de detección de proteínas juega un papel importante en el diagnóstico clínico, el tratamiento y la investigación biológica. A medida que mejora la calidad de vida, el problema de las alergias alimentarias se vuelve cada vez más común, especialmente a ingredientes comunes como la soja. Por lo tanto, poder detectar eficazmente las proteínas en los alimentos se ha convertido en un desafío al que muchos consumidores y fabricantes de alimentos deben enfrentarse.
Las reacciones alérgicas a los alimentos, que van desde una leve picazón en la boca hasta un shock anafiláctico potencialmente mortal, se han vuelto comunes en los países industrializados. Según las estadísticas, las reacciones alérgicas afectan aproximadamente al 2% de los adultos y hasta el 8% de los niños. Por lo tanto, es fundamental etiquetar detalladamente los alimentos que contienen ingredientes alergénicos.
Debido a su valor nutricional y su facilidad de procesamiento, la soja se utiliza ampliamente en alimentos procesados en todo el mundo, como la leche de soja, el tofu y los sustitutos de la carne de soja. A medida que el número de pacientes con alergia a la soja sigue aumentando, existe una necesidad urgente de realizar pruebas de la proteína de soja.
Desde el siglo XX, los métodos de detección de proteína de soja han seguido evolucionando, desde el tradicional ensayo inmunoabsorbente ligado a enzimas (ELISA) hasta la actual tecnología de extracción de alta eficiencia, con el objetivo de mejorar la precisión y la sensibilidad de la detección.
Los métodos ELISA tradicionales proporcionan un cierto grado de sensibilidad, pero tienen muchas limitaciones a la hora de detectar proteínas en productos fermentados, incluida la baja reproducibilidad y la reactividad cruzada. Esto hace que las mediciones fiables en alimentos procesados sean cada vez más difíciles.
La tecnología actual utiliza tratamiento térmico como parte de la preparación de muestras, lo que puede inhibir eficazmente la actividad de las proteasas microbianas, que es el principal factor que causa la degradación de la proteína de soja. El último método optimiza la detección de proteínas calentando a 80°C durante 15 minutos, lo que no sólo mejora la sensibilidad de detección sino que también estabiliza las proteínas en los productos de soja fermentados.
Este método mejorado no solo detecta con éxito proteínas en la mayoría de los productos fermentados, sino que también garantiza la precisión de los sistemas de etiquetado de alimentos, lo que permite a los consumidores comprender claramente el origen de los productos que consumen.
Como uno de los frutos secos más importantes del mercado mundial, no se puede ignorar el riesgo de reacciones alérgicas de las nueces. La sensibilidad de las nueces hace que la precisión del etiquetado de los alimentos sea particularmente importante. Se pueden detectar pequeñas cantidades de residuos de nueces en los alimentos mediante los métodos ELISA de tratamiento térmico actuales, y estas tecnologías de detección están siendo ampliamente adoptadas por los fabricantes de alimentos y las agencias reguladoras.
A medida que la crisis de contaminación por proteínas animales continúa aumentando, la detección de patógenos potenciales en la carne de vacuno se ha convertido en un tema importante en la industria. Las tecnologías actuales de PCR y microscopía pueden detectar eficazmente bacterias patógenas en la carne de vacuno poco cocida, lo que ayuda a garantizar la seguridad del suministro de carne.
No se puede subestimar el potencial de las pruebas de proteínas para proteger la salud del consumidor, especialmente en las pruebas de productos de soja fermentada y otros alérgenos potenciales, proporcionando a los consumidores un mecanismo de prevención eficaz. A medida que estas tecnologías sigan avanzando, ¿se convertirán en el estándar de seguridad alimentaria en el futuro?