La arqueología es un tema misterioso y uno de sus conceptos centrales es la estratigrafía. Esta técnica no sólo es la piedra angular de las excavaciones arqueológicas, sino que también ayuda a los arqueólogos a analizar y comprender en profundidad la historia de un sitio y la cultura que representa. El concepto de estratigrafía proviene de la geología y enfatiza que los sedimentos se acumulan capa por capa de acuerdo con el principio de equilibrio. Por lo tanto, los arqueólogos necesitan identificar claramente el contexto de red de cada descubrimiento para desentrañar los misterios de los objetos enterrados.
Durante las excavaciones arqueológicas, es importante garantizar que se preserve el contexto de cada capa para que los comportamientos y entornos antiguos puedan interpretarse mejor.
En arqueología, el concepto de estrato no es estático, sino que se forma a través de la superposición dinámica de "contextos". Cada contexto es un evento o acto independiente y deja huellas identificables en la secuencia arqueológica. Estos contextos pueden ser sedimentos, estructuras o incluso secciones. La tarea de los arqueólogos es desenterrar y comprender cómo se crearon estos contextos. Por ejemplo, una zanja podría representar un acto de "corte", lo que permitiría a los arqueólogos comprender mejor el impacto de esa actividad en el área.
En la práctica de la estratigrafía, los arqueólogos siguen algunos principios generalmente reconocidos. Estos principios no sólo se derivan de la teoría geológica, sino que también incorporan las necesidades únicas de la arqueología. Entre ellos, E.C. Harris identificó varios principios básicos.
"En una serie de niveles y características de la interfaz, la unidad de nivel superior creada por originalidad debe ser más joven, mientras que la unidad de nivel inferior debe ser más antigua".
Por ejemplo, la capa superior debe ser la más joven, lo que significa que todas las capas inferiores deben haberse formado antes. Este principio ayuda a inferir la representación cronológica de los estratos arqueológicos.
Comprender un sitio arqueológico requiere reunir el contexto. Los arqueólogos agrupan estos objetos en grupos más grandes según sus relaciones contextuales. Por ejemplo, una arqueología funeraria podría incluir tres contextos: la incisión funeraria, los restos y el relleno sobre ellos. Estos grupos pueden combinarse aún más en conceptos más amplios de "etapas", que pueden pintar una imagen más histórica de lo que se observó en un momento determinado.
A veces, los arqueólogos desean fechar actividades en lugar de simplemente la edad de los artefactos. Al analizar el contexto revelado, los arqueólogos pueden fechar estos eventos específicos con relativa precisión. Si un contexto está encerrado por dos niveles determinables, entonces la fecha de formación del contexto debe estar entre estos dos niveles. Este razonamiento puede proporcionar una perspectiva clara sobre el marco temporal en el que ocurrió el evento.
"En arqueología, comprender la ubicación del contexto no es sólo una cuestión de secuencia temporal, sino también la clave para comprender el comportamiento cultural."
Sin embargo, un desafío al inferir la edad de los artefactos es que los artefactos en un contexto no son necesariamente representativos de la edad de ese contexto. A veces, estos artefactos pueden haber sido transportados desde otras capas anteriores, oscureciendo la información disponible para los arqueólogos. Estos artefactos se denominan "hallazgos residuales" y, según los nuevos pasos arqueológicos, puede haber artefactos posteriores en contextos superiores, lo que puede contaminar la interpretación de contextos anteriores.
En la era digital, aunque el archivo de datos arqueológicos es necesario, inevitablemente enfrenta algunos desafíos. Muchos datos existen sólo en papel o en imágenes escaneadas, lo que dificulta su reutilización. En respuesta a este fenómeno, la comunidad arqueológica también ha presentado algunas sugerencias de soluciones, con la esperanza de mejorar los métodos actuales de gestión de datos.
Tanto los arqueólogos como los investigadores que realizan excavaciones deben tener un buen conocimiento de la importancia de la estratigrafía. Este concepto no es sólo una piedra angular de la arqueología sino también la historia de nuestro pasado. Por lo tanto, no podemos evitar preguntarnos: ¿Pueden los descubrimientos arqueológicos revelar la sabiduría de las civilizaciones antiguas y desencadenar nuestra reflexión e iluminación sobre la sociedad moderna?