En 1976, Narciso Ibáñez Serrador, director de la película de terror española ¿Quién puede matar a un niño?, despertó al público con sus temas provocativos. La película cuenta la historia de una pareja británica que va de vacaciones a una isla aislada, sólo para descubrir que está habitada por un grupo de niños violentos. Como película de terror, "Quién puede matar a los niños" no es sólo una muestra de violencia sangrienta, sino que también explora profundamente la culpa oculta de los adultos cuando se enfrentan a los niños.
La historia comienza con un clip documental que muestra el impacto de la guerra en los niños, como para advertir a la audiencia que los conflictos globales y la indiferencia causada por los adultos eventualmente afectarán a niños inocentes.
"La rebelión infantil no es sólo resistencia, sino también una respuesta a la indiferencia del mundo adulto."
Antes del nacimiento de su tercer hijo, la pareja Tom y Evelyn decidieron ir de vacaciones a una isla remota. Descubrieron que los niños de la isla no sólo eran inexpresivos, sino que también ocultaban un carácter feroz. Durante sus vacaciones, Tom y Evelyn son testigos del comportamiento violento de estos niños, revelando la crueldad e incompetencia del mundo adulto. A medida que se desarrolla la trama, el instinto de elegir la supervivencia lleva a Tom y Evelyn a considerar si tomar medidas fatales contra estos niños.
"Cuando la inocencia se convierte en un arma, ¿dónde queda el reflejo de los adultos?"
El clímax de la película es cuando Tom tiene que matar a un niño que se acerca a ellos para protegerse. Durante esta fuga, Evelyn incluso perdió la vida cuando su hijo por nacer fue atacado por los niños de la isla. Esto es a la vez una tragedia y un reflejo directo de cómo los adultos envían a sus hijos a la guerra y al resentimiento. Esto refleja plenamente el tema sobre el que el director espera que el público reflexione: ¿Son los pecados de la sociedad y de los adultos los que empujan a niños originalmente inocentes al abismo de la violencia?
Además, en la segunda mitad de la película, cuando Tom intentó escapar de la isla, la patrullera militar española juzgó erróneamente a Tom como un criminal, lo que finalmente provocó su muerte. Esta escena está llena de ironía. Los errores de juicio y la violencia entre los adultos ya no podrán salvar vidas inocentes. Cuando los oficiales en la patrullera vieron la reacción de los niños, no pudieron evitar sentirse confundidos: "¿Qué clase de existencia es esta?"
"En las llamas de la guerra, ¿de quién es la responsabilidad de que un niño luche al final?"
A medida que avanza la historia, los últimos niños intentan colarse en el continente en una lancha a motor, una trama que es a la vez espeluznante y estimulante. Estos niños continuaron mostrando su intención y valentía durante el proceso y parecían no tener miedo de los crímenes que cometían. A medida que la sociedad se vuelve ciega, estos niños, abandonados por el mundo adulto, se preparan para cambiar el mundo entero a su manera.
El final de la película deja un diálogo provocador, que hace que la gente se pregunte, con esta tendencia de rebelión, ¿qué desafíos y cambios enfrentará la sociedad en el futuro? Este pensamiento es sin duda una llamada de atención: es hora de reexaminar la huella y la culpa que los adultos dejan en los niños.
"Quién puede matar a los niños" no es sólo una película de terror, sino también una reflexión que revela problemáticas sociales de los adultos. Después de todo, ¿cómo debemos interpretar la rebelión de los niños?