La hormona adrenocorticotrópica (ACTH) se considera un mensajero mágico del cuerpo humano porque desempeña un papel vital en la respuesta del cuerpo al estrés y en la regulación de la secreción hormonal. Esta hormona polipeptídica es secretada por el lóbulo anterior de la glándula pituitaria. En el mecanismo de estimulación, la ACTH impulsa principalmente a la corteza suprarrenal a secretar cortisol y otras hormonas esteroides.
La ACTH no solo desempeña un papel transformador en la regulación de las respuestas al estrés a corto plazo, sino que también afecta el metabolismo y la salud del cuerpo a largo plazo.
La producción de ACTH comienza con la liberación de la hormona liberadora de corticotropina (CRH) desde el hipotálamo. Durante este proceso, Pre-POMC se escinde en ACTH, lo que implica múltiples modificaciones postraduccionales, como la fosforilación y la glicosilación, para finalmente formar ACTH compuesta de 39 aminoácidos.
Cuando el cuerpo enfrenta estrés o demanda, la liberación de CRH promueve la secreción de ACTH, que a su vez estimula las glándulas suprarrenales para que liberen cortisol. La regulación de este mecanismo de retroalimentación depende de los glucocorticoides secretados por la corteza suprarrenal. Estas hormonas pueden inhibir hasta cierto punto la producción de CRH y ACTH.
Esta estrecha relación regulatoria permite al cuerpo humano responder de manera flexible a diversos cambios internos y externos.
La estructura de la ACTH consta de 39 aminoácidos, los primeros tres de los cuales pueden recortarse para formar la hormona estimulante de los melanocitos (α-MSH), que está relacionada con la producción de pigmentos del cuerpo.
La función principal de la ACTH es estimular la secreción de hormonas esteroides de la corteza suprarrenal. En la superficie de las células diana, la ACTH aumenta la tasa de síntesis de cortisol al unirse a los receptores de ACTH y activar vías de señalización internas, incluida la producción de monofosfato de adenosina cíclico (AMPc).
Las acciones de la ACTH se dividen en respuestas rápidas a corto plazo y efectos más lentos a largo plazo, y esta función versátil la hace crucial en el equilibrio hormonal del cuerpo.
Además de su papel en las glándulas suprarrenales, la ACTH también actúa en otros lugares, particularmente en las células formadoras de hueso (osteoblastos), donde incita a estas células a liberar el factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF), que puede desempeñar un papel en el mantenimiento El estado de salud del hueso es crucial.
Desde 2005, los científicos han descubierto estos efectos de la ACTH que han cambiado radicalmente nuestra comprensión de su función.
La secreción anormal de ACTH puede causar varios problemas de salud. La insuficiencia adenopituitaria puede provocar niveles bajos de ACTH, lo que puede provocar insuficiencia suprarrenal secundaria, mientras que la enfermedad de Addison es causada por una secreción relativamente excesiva de ACTH causada por una insuficiencia suprarrenal primaria. La enfermedad de Cushing, por otro lado, es causada por una liberación excesiva de ACTH causada por un tumor en la glándula pituitaria, lo que lleva a una sobreproducción de cortisol.
Comprender el mecanismo de acción de la ACTH es fundamental para evaluar y tratar mejor estas enfermedades relacionadas.
Históricamente, el descubrimiento de la ACTH se remonta a la investigadora del cáncer Evelyn M. Anderson, quien publicó el descubrimiento con sus colegas en 1933. Con el tiempo, se desarrollaron formas sintéticas de ACTH, lo que estimuló aún más la investigación y las aplicaciones clínicas.
Además de su importante papel en el sistema endocrino, la ACTH también afecta nuestro metabolismo energético y nuestras respuestas fisiológicas. A medida que la comunidad científica profundice en sus investigaciones sobre la ACTH, es posible que en el futuro se descubran más funciones y su papel en diferentes estados fisiológicos. ¿Cuántos secretos esconde este usuario de magia para que los exploremos?