En el mercado inmobiliario actual, las segundas hipotecas se están convirtiendo en una opción para cada vez más familias, especialmente aquellos compradores que quieren evitar un seguro hipotecario privado (PMI) elevado. La estructura única y la flexibilidad de estos préstamos los convierten en una opción viable a la hora de comprar una vivienda. Desde cómo accede al dinero hasta cómo se estructuran sus pagos, una segunda hipoteca puede ofrecer a los prestatarios importantes beneficios.
Una segunda hipoteca, a menudo llamada gravamen junior, es un préstamo adicional que está garantizado de forma segura por la propiedad y se puede combinar con la hipoteca principal.
Hay dos formas principales de segundas hipotecas: préstamos sobre el valor de la vivienda y líneas de crédito sobre el valor de la vivienda. El primero es un desembolso único del monto total cuando se obtiene el préstamo, mientras que el segundo es un esquema de préstamo flexible donde los fondos se pueden retirar en cualquier momento según sea necesario.
Las tasas de interés de los préstamos sobre el valor líquido de la vivienda suelen ser fijas, mientras que las líneas de crédito sobre el valor líquido de la vivienda varían según las tasas del mercado, lo que significa que es importante que los prestatarios elijan un producto que se adapte a sus necesidades.
Muchos compradores enfrentan un requisito de pago inicial del 20 % al obtener su primera hipoteca; de lo contrario, deben pagar un seguro hipotecario privado (PMI). Esto suele suponer una carga financiera adicional. Entonces, ¿cuál es el atractivo de una segunda hipoteca? Al establecer una segunda hipoteca, los compradores pueden combinar un préstamo del 90% con un pago inicial más bajo y evitar las altas tarifas del PMI.
Las segundas hipotecas se estructuran en dos formas principales: segundas hipotecas independientes y segundas hipotecas constituidas. Una segunda hipoteca separada que se origina después de una primera hipoteca y permite al prestatario recurrir al valor líquido existente en una vivienda. La segunda hipoteca que se constituye se solicita junto con la primera hipoteca con el fin de reducir el pago inicial y el riesgo.
Al estructurar el préstamo, los prestatarios pueden comprar una casa sin realizar un pago inicial completo, lo que hace que ser propietario de una vivienda sea más factible.
También hay una variedad de opciones de pago flexibles para segundas hipotecas. Con un préstamo sobre el valor líquido de la vivienda, el prestatario realiza pagos mensuales de capital e intereses, mientras que una línea de crédito sobre el valor líquido de la vivienda brinda la posibilidad de pedir prestado según sea necesario, pagando intereses solo sobre los fondos que realmente se utilizan. Esta es una opción atractiva para la gestión financiera futura.
Los pagos mensuales de una segunda hipoteca suelen ser más bajos que los pagos mensuales de la hipoteca original, lo que ejerce menos presión financiera sobre la familia.
Dadas las opciones de préstamo que hay en el mercado, una segunda hipoteca no sólo puede reducir la carga inicial de comprar una casa, sino también evitar el alto costo del seguro hipotecario privado. Sin embargo, los prestatarios también deben comprender sus riesgos y responsabilidades potenciales, como tasas de interés más altas y tarifas adicionales. Por lo tanto, es fundamental realizar suficientes estudios de mercado y planificación financiera antes de tomar una decisión. ¿Ha considerado utilizar una segunda hipoteca para respaldar sus estrategias financieras futuras?