A medida que la ciencia adquiere una comprensión más profunda de la fisiología humana, nuestros patrones de respiración y los cambios fisiológicos durante el sueño van saliendo gradualmente a la luz. Estudios recientes han demostrado que nuestra frecuencia respiratoria y la calidad del sueño se ven significativamente afectadas a diferentes altitudes, lo cual merece nuestra consideración.
El impacto de la altitud en la calidad del sueñoCuando nos dormimos, nuestra respiración cambia ligeramente porque nuestra tasa metabólica disminuye, lo que a su vez afecta la ventilación.
La conexión entre la respiración y el sueño ha sido bien explorada debajo de la superficie del océano. Sin embargo, cuando alcanzamos mayores altitudes, todo se vuelve más complicado. A grandes altitudes, la calidad del sueño suele verse afectada debido al reducido contenido de oxígeno. El estudio señaló que cuando los viajeros llegaron a Pikes Peak, que está a 4.300 metros sobre el nivel del mar, su tiempo de sueño se redujo significativamente, se despertaban con más frecuencia y la proporción de sueño profundo se redujo.
Mecanismos fisiológicos de la respiración y el sueñoEl cambio de altitud puede provocar que el tiempo de sueño disminuya a un rango de 0% a 93%, y los despertares más frecuentes pueden reducir la calidad general del sueño.
Durante nuestro sueño, los mecanismos fisiológicos cambian a medida que pasamos por las etapas del sueño. Cuando usted se queda dormido por primera vez, su frecuencia y profundidad de respiración cambian significativamente debido a la reducción del metabolismo y la regulación del sistema nervioso. Durante el sueño sin movimientos oculares rápidos (NREM), la ventilación disminuye continuamente. Los estudios han demostrado que la ventilación disminuye aproximadamente un 13% durante la segunda etapa del sueño NREM y un 15% durante la tercera etapa.
Cuando entramos en el sueño NREM, la actividad del diafragma disminuye y el movimiento de las costillas aumenta, provocando un cambio en el patrón respiratorio. Además, la resistencia de las vías respiratorias aumenta significativamente durante esta fase. Este cambio está asociado a una disminución de nuestra actividad muscular, haciendo más complicado el proceso respiratorio.
Estudios han demostrado que durante el sueño NREM, los niveles de dióxido de carbono aumentan y los niveles de oxígeno disminuyen, medidos a través de los gases en sangre arterial, lo que indica una hipoventilación general.
Durante el sueño REM (sueño con movimientos oculares rápidos), los patrones de respiración se vuelven más irregulares. Las respiraciones durante esta fase varían mucho en amplitud y frecuencia, a veces acompañadas de apneas centrales, que se alternan con movimientos oculares. Esto ocurre porque la actividad de los sistemas de control respiratorio conductual se refleja en la actividad de los sistemas de control respiratorio conductual en lugar de ser impulsada por el control de los quimiorreceptores.
Al igual que el sueño NREM, el sueño REM se ve afectado por la altitud. A grandes altitudes, podemos experimentar apnea del sueño o dificultades respiratorias, lo que puede provocar una disminución de la calidad general del sueño. Por lo tanto, a medida que aumentan las actividades de las personas en zonas de gran altitud, también debería aumentar la conciencia sobre los problemas de sueño causados por la gran altitud.
Trastornos del sueño y de la respiraciónAl hablar de la calidad del sueño, también hay que mencionar los trastornos respiratorios relacionados con el sueño. Problemas como la apnea obstructiva del sueño son más pronunciados en altitudes elevadas. Este tipo de trastorno del sueño suele ir acompañado de irregularidades fisiológicas del sueño, lo que afecta al suministro normal de oxígeno y reduce aún más la calidad del sueño.
ConclusiónAl estudiar los cambios fisiológicos en nuestro sueño y los efectos de la altitud, podemos comprender mejor los desafíos que los entornos de gran altitud plantean a la salud humana. Una comprensión clara de estos fenómenos es crucial para las personas que aún no se han aclimatado a grandes altitudes. A medida que más personas viajan a grandes altitudes, ¿debería haber más investigaciones y debates sobre estos problemas de sueño específicos de la altitud?