Existe una conexión profunda entre las emociones de los animales y nuestro comportamiento ambiental, una emoción conocida como ecoempatía. La empatía ecológica incluye no sólo la empatía por los animales, sino también el cuidado de las plantas, del ecosistema en su conjunto y de la tierra. Este artículo explora cómo cultivar la empatía ecológica puede influir en el comportamiento ambiental y llevarnos a repensar nuestra relación con el mundo natural.
La empatía ecológica es la simpatía y la comprensión del mundo natural y el reconocimiento de las necesidades y la supervivencia de las plantas y los animales.
El concepto de empatía ecológica fue propuesto por muchos investigadores. Entre ellos, Tam Kim-Pong desarrolló un conjunto de herramientas para medir el grado de conexión entre los individuos y la naturaleza (DEN). Su investigación muestra un vínculo sólido entre DEN y el comportamiento respetuoso con el medio ambiente. Es más, se pueden utilizar numerosas estrategias para desarrollar esta empatía tanto en niños como en adultos, incluyendo la educación ambiental, la educación ecológica, el arte, la literatura, el cine e incluso escenarios futuristas y métodos indígenas.
Según investigaciones realizadas por muchos académicos, la empatía ecológica es "reconocer las necesidades de los animales y las plantas y la importancia de su supervivencia, y mostrar preocupación por su bienestar". Esta empatía no es sólo una conexión emocional sino también una comprensión cognitiva del entorno natural.
La empatía ecológica está relacionada con conceptos como biofilia, duelo ecológico y solastalgia, pero es distinta de ellos. La biofilia se refiere al amor instintivo de los humanos por la naturaleza, mientras que el duelo ecológico se refiere a la tristeza que surge al conocer la degradación ambiental o el cambio climático. La empatía ecológica, por otro lado, pone más énfasis en la percepción de las emociones en el mundo natural, ya sean positivas o negativas.
El duelo ecológico y el dolor local implican sólo emociones negativas sobre los fenómenos naturales, mientras que la empatía ecológica incluye la resonancia emocional con la naturaleza, ya sean sentimientos positivos o negativos.
Los académicos han ideado una variedad de herramientas para medir la empatía ecológica, incluidas escalas relacionadas con las emociones que no tienen un estándar específico. Estas herramientas se utilizan en áreas que van desde la educación hasta la psicología para promover las conexiones con la naturaleza.
Múltiples estudios han demostrado que un alto grado de empatía ecológica se correlaciona positivamente con buenas actitudes y comportamientos ambientales. Por ejemplo, los estudios han encontrado que las personas con mayor DEN son más activas en actividades ambientales públicas y comportamientos domésticos como el reciclaje. Sin embargo, la empatía emocional por sí sola puede no ser suficiente. La empatía cognitiva también es un factor importante que afecta el comportamiento.
La empatía afectiva puede promover actitudes y la empatía cognitiva puede promover comportamientos. La combinación de ambas es crucial para promover comportamientos respetuosos con el medio ambiente.
La empatía ecológica se puede enseñar y se han propuesto muchos programas e intervenciones educativas para promover la empatía ecológica tanto en adolescentes como en adultos. Estos programas incluyen educación ambiental, educación ecológica, arte y literatura, etc. David Sobel señaló que los niños de entre 4 y 7 años son especialmente propensos a formar conexiones emocionales con otros animales de la naturaleza. Al jugar en la naturaleza, podemos ayudar mejor a los niños a sentirse conectados con la naturaleza.
La empatía por los animales es una parte fundamental de la empatía ecológica. Cultivar la empatía en niños y adolescentes no sólo fortalece su conexión con la naturaleza sino que también promueve un sentido de empatía por los demás. Las investigaciones muestran que la crueldad hacia los animales puede predecir el comportamiento antisocial en los humanos. Por lo tanto, aumentar la empatía por los animales no sólo mejoraría la relación de las personas con la naturaleza, sino que también podría reducir la violencia humana a mayor escala.
El cultivo de la empatía ecológica se basa en múltiples aspectos de la educación y la experiencia, y este proceso a su vez afecta nuestro comportamiento ambiental. Ya sea a través del arte, las historias o los pequeños detalles de nuestra vida diaria, podemos influir en las generaciones futuras para que cuiden la naturaleza. Entonces, ¿cómo te gustaría cultivar esta profunda conexión con la naturaleza en tu vida diaria?