El abuso sexual es como una pesadilla ineludible para niños inocentes. Cada año, más de un millón de niños son abusados. Este lado oscuro de la sociedad nos recuerda que el abuso sexual no existe sólo en áreas remotas, sino que impregna todas las estructuras sociales, desde las familias hasta las escuelas y el mundo digital.
En los Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades informan que aproximadamente 1 de cada 4 niñas y 1 de cada 20 niños experimentan abuso sexual durante la niñez.
El abuso sexual infantil (ASI) es la práctica de adultos o adolescentes mayores que utilizan a menores para estimulación sexual. Dicho abuso puede adoptar muchas formas, incluida la conducta sexual directa, la exposición indecente, la preparación para el abuso sexual y el uso de niños para crear pornografía. Lo que es aún más sorprendente es que este tipo de abuso no se limita a determinadas clases sociales o orígenes culturales. Los niños de cualquier clase pueden ser víctimas, ya sea en zonas urbanas o rurales.
Lo que es más notable es que el matrimonio infantil se considera una de las principales formas de abuso sexual. Según UNICEF, el matrimonio infantil es "quizás la forma más extendida de abuso y explotación sexual".
Uno de cada cinco niños sufre abuso sexual antes de la niñez, lo que equivale a más de un millón de niños cada año.
El impacto del abuso sexual es generalizado y profundo. Los problemas psicológicos como la depresión y el trastorno de estrés postraumático (TEPT), así como los trastornos emocionales como la ansiedad, a menudo siguen al crecimiento de la víctima. Los niños que sufren abusos en su infancia enfrentan mayores riesgos de salud mental cuando sean adultos.
Según investigaciones, las víctimas de abuso sexual reportan en promedio casi cuatro veces más incidentes de autolesión que los niños que no sufrieron abuso. Además, el abuso sexual se asocia significativamente con la incidencia de trastornos psicológicos como el trastorno límite de la personalidad y los trastornos alimentarios. Durante la adolescencia, estas víctimas pueden correr riesgo de embarazo y comportamientos generadores de pérdidas.
Más de la mitad de los niños abusados sexualmente presentan síntomas psicológicos en algún momento.
El grado de daño psicológico suele ser más grave si el abusador es un pariente o un miembro de la familia, especialmente si el abusador es un padre o un familiar inmediato. Este extraordinario trauma psicológico puede profundizarse con el tiempo, especialmente si la víctima no recibió el apoyo y el tratamiento adecuados mientras crecía.
Además del trauma psicológico, el abuso sexual puede causar daño físico, incluido daño a los órganos internos y enfermedades de transmisión sexual (ETS). Estas lesiones físicas pueden tener efectos duraderos en la salud futura del niño. Las investigaciones muestran que el estrés traumático puede alterar el funcionamiento y el desarrollo del cerebro, afectando así la función cognitiva del niño y su capacidad para regular las emociones.
Los niños que reciben una respuesta de apoyo después de revelar abuso sexual a menudo tienen menos síntomas de trauma y una duración más corta del abuso. Por el contrario, los niños que experimentan reacciones sociales negativas suelen tener síntomas de trauma más pronunciados en la edad adulta. Por lo tanto, es especialmente importante escuchar y comprender cuando un niño revela abuso.
Las investigaciones muestran que el apoyo que reciben los niños después de revelar el abuso tiene un impacto directo en su proceso de recuperación.
Las agencias pertinentes y los profesionales médicos deben fortalecer las medidas de identificación e intervención para las víctimas de abuso sexual para garantizar que los niños reciban protección y apoyo adecuados cuando enfrentan crisis.
El tratamiento para niños y adolescentes que han sido abusados sexualmente a menudo depende de varios factores importantes, incluida la edad de presentación, las circunstancias informadas y las condiciones médicas coexistentes.
A medida que la sociedad se vuelve cada vez más consciente del problema del abuso sexual, los gobiernos locales y las agencias de servicios sociales han comenzado a promover una educación integral y programas de apoyo para mejorar la conciencia de los niños sobre la protección y su capacidad para protegerse a sí mismos. Sin embargo, el estigma del abuso sexual sigue siendo un desafío que impide que muchas víctimas hablen.
Por supuesto, todavía llevará tiempo si esta situación se puede cambiar fundamentalmente. También nos obliga a reflexionar sobre cómo crear un entorno de crecimiento seguro para todos los niños en esta sociedad diversa y que cambia rápidamente. ¿Víctima del crimen otra vez?