¿Sabías que la tasa de suicidio entre los hombres es el doble que la de las mujeres? ¿Cuál es el secreto detrás de esto?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras fuentes, existen diferencias significativas entre las tasas de suicidio entre hombres y mujeres. En muchos países, las tasas de suicidio a menudo no se reportan debido al estigma social y a cuestiones culturales o legales. Por lo tanto, estas cifras no pueden utilizarse para comparar las tasas reales de suicidio, que siguen siendo desconocidas en la mayoría de los países. El último informe muestra que desde 2000, las muertes por suicidio en todo el mundo han disminuido de aproximadamente 762.000 a 717.000 en 2021, una cifra equivalente a 9,1 por cada 100.000 personas. En particular, en los países de altos ingresos, el comportamiento suicida difiere significativamente entre hombres y mujeres: las mujeres generalmente tienen más probabilidades de experimentar pensamientos suicidas, pero las tasas de mortalidad por suicidio en realidad son similares a las de los hombres, un fenómeno descrito como "potencialmente epidémico".

En 2021, la tasa mundial de mortalidad por suicidio de hombres fue de 12,3 por 100.000 personas, el doble que la de las mujeres, que tenían una tasa de mortalidad por suicidio de 5,9 por 100.000 personas.

Sin embargo, esta brecha de género es significativamente desigual entre regiones, con una proporción de muertes entre hombres y mujeres que oscila entre 1,4 en el Sudeste Asiático y casi 4,0 en las Américas. En la mayor parte del mundo, el suicidio es condenado y estigmatizado por motivos religiosos o culturales. En algunos países, el suicidio se considera un delito y puede ser castigado por la ley. Como resultado, muchos suicidios a menudo ocurren clandestinamente en entornos tabú y a menudo no se identifican, se clasifican erróneamente o se ocultan deliberadamente de las estadísticas oficiales de muerte. De ello se deduce que las tasas de suicidio pueden ser en realidad más altas de lo medido, y que los hombres corren un mayor riesgo de suicidio que las mujeres en casi todas las culturas y orígenes.

La Organización Mundial de la Salud señala que la prevención y la intervención del suicidio son cuestiones importantes para toda la humanidad. Según el informe de la OMS de 2024, el 73% de los suicidios notificados ocurren en países de ingresos bajos y medianos. La conexión entre las enfermedades mentales y el suicidio ha generado mucha discusión, aunque muchos suicidios son actos impulsivos que a menudo ocurren durante situaciones de crisis. Los grupos discriminados, como los refugiados, los pueblos indígenas y la comunidad LGBT, suelen experimentar tasas de suicidio más altas.

Los tabúes sociales y la falta de datos de buena calidad sobre el suicidio son barreras para la prevención del suicidio.

Las medidas de prevención del suicidio incluyen limitar el uso de métodos peligrosos, informar de forma responsable en los medios de comunicación y tratar y evaluar a las personas suicidas. Las tasas de suicidio para hombres y mujeres se basan en estadísticas para las poblaciones masculinas y femeninas totales, es decir, el número de suicidios masculinos dividido por la población masculina total y el número de suicidios femeninos dividido por la población femenina total. Cuando se analizan, los datos estandarizados por edad pueden reflejar efectivamente los cambios en la mortalidad entre grupos de edad, mejorando así la validez de las comparaciones entre países.

En todo el mundo, los hombres representan aproximadamente el 75% de los suicidios, lo que significa que 3 de cada 4 suicidios son cometidos por hombres. Por ejemplo, según datos de Estados Unidos en 2015, la tasa de suicidio masculino era de 3,36, que aumentó a 3,53 en 2016. Aunque la estandarización de la edad es un proceso estadístico común, las cifras de la OMS se basan en estimaciones, lo que significa que se tiene en cuenta la subregistro de suicidios y puede diferir de las cifras oficiales proporcionadas por funcionarios gubernamentales en varios países.

Por ejemplo, en 2016, la tasa general de suicidio de Canadá fue de 10,3 por 100.000 personas, mientras que la tasa de suicidio de los aborígenes llegó a 24,3 por 100.000 personas, ubicándose entre las diez primeras del mundo.

Hay muchas razones para esto, incluida la desigualdad en los niveles de vida y los ingresos. La forma en que se miden las tasas de suicidio en diferentes países también puede verse afectada por diferencias culturales, lo que complica las comparaciones entre países. Aunque la OMS continúa actualizando y revisando datos, estas cuestiones siguen siendo desafíos para la prevención e intervención del suicidio.

Al mirar retrospectivamente el fenómeno global del suicidio y sus diferencias de género, debemos estar alerta a las necesidades de las personas que viven en este rincón oscuro. ¿Cómo podemos promover medidas más efectivas para resolver este problema social cada vez más grave?

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