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¿Lo sabías? ¡El tiempo promedio que un preso condenado a muerte espera para ser ejecutado es de hasta 15 años!
En el sistema penitenciario estadounidense, la vida en el corredor de la muerte es una espera inusualmente larga e incierta. El tiempo medio de ejecución de estos presos condenados a muerte tras ser sentenciados fue de hasta 15 años. Este fenómeno ha desencadenado muchos debates sobre la moral, el derecho y los derechos humanos.
Según estimaciones, entre el cinco y el diez por ciento de los condenados a muerte sufrirán problemas de salud mental mientras esperan, y algunos presos incluso optan por suicidarse. Esta situación se denomina "fenómeno del corredor de la muerte".
La definición de corredor de la muerte se refiere a aquellos presos que han sido condenados por delitos graves y están en espera de ejecución. El proceso legal en los Estados Unidos es bastante complejo. Cuando una persona es condenada a muerte, debe pasar por múltiples procesos de apelación. Las estadísticas muestran que desde 1977, el tiempo de espera desde la sentencia hasta la ejecución ha aumentado año tras año. En 2010, el tiempo medio de espera de los condenados a muerte alcanzó los 178 meses, o 14 años y 10 meses. Casi una cuarta parte de los condenados a muerte morirán por causas naturales mientras esperan su ejecución.
Entre los condenados a muerte en Estados Unidos, las cifras en varios estados son excepcionalmente destacadas: Texas (464 casos), Virginia (108 casos) y Oklahoma (94 casos) son los principales estados de ejecución.
Con diferentes leyes estatales y complicados procedimientos de apelación, la situación de los condenados a muerte ha atraído mucha atención y críticas. Muchos expertos creen que la espera asociada con la pena de muerte causa un estrés y un trauma tremendo en la psique del individuo. El fenómeno también ha provocado una reacción violenta por parte de los defensores de los derechos humanos, que lo consideran una forma de abuso psicológico.
Según los informes, muchos países han criticado el sistema de pena de muerte en los Estados Unidos, especialmente los países europeos. Según las estadísticas de 2021, casi todos los países europeos han abolido la pena de muerte, y el único país europeo que todavía la aplica es Bielorrusia. Muchas organizaciones internacionales y grupos de derechos humanos también han pedido el fin de la pena de muerte para los presos con enfermedades mentales.
A partir del 1 de octubre de 2018, había 2.721 presos condenados a muerte en los Estados Unidos. Entre estas personas, los presos de California (683), Florida (390), Texas (330) y Pensilvania (218) representaban más de la mitad. del total.
La historia del corredor de la muerte se remonta a 1933, cuando el italoamericano Giuseppe Zangara fue condenado a muerte por intentar asesinar al entonces presidente electo Franklin D. Roosevelt. Debido a que la ley estatal exigía que los condenados a muerte estuvieran segregados, se creó un "corredor de la muerte", de ahí el término "corredor de la muerte".
En muchos países donde se realizan ejecuciones, los condenados a muerte suelen ser segregados en celdas específicas diseñadas para limitar el contacto con ellos y aumentar la seguridad. Por ejemplo, en Bangladesh, las discusiones relacionadas con la pena de muerte se han vuelto cada vez más acaloradas, lo que plantea interrogantes sobre los derechos humanos.
Muchos condenados a muerte experimentan un trauma psicológico debido al aislamiento y la incertidumbre sobre su destino, lo cual es particularmente común entre los condenados a muerte a largo plazo. ¿Significa esto que la pena de muerte no es sólo un castigo físico, sino también una especie de tortura mental?
A nivel internacional, las leyes de muchos países han estipulado el manejo de los presos condenados a muerte en diversos grados para garantizar la equidad y la humanidad de los juicios. La situación actual en Estados Unidos todavía parece estar atrapada en un feroz debate. La vida y la muerte no sólo dependen de la sentencia del tribunal, sino también de la reflexión y valoración de la sociedad.
Ante este fenómeno, también podríamos preguntarnos, ¿qué responsabilidades y consideraciones morales deben tener la sociedad y el derecho ante la medida legal extrema de la pena de muerte?
