Los músculos y el corazón son sin duda uno de los órganos más importantes del cuerpo humano, y su fuente de energía está escondida en una enzima llamada creatina quinasa (CK). Enzimas como esta desempeñan un papel integral en nuestro cuerpo, especialmente cuando la energía se consume rápidamente. La creatina quinasa es responsable de convertir la creatina en fosfato de creatina y de utilizar trifosfato de adenosina (ATP) para el almacenamiento y la conversión de energía, lo que demuestra su importancia para la función cardíaca y muscular.
La reacción de la creatina quinasa es reversible, lo que significa que cuando aumentan las demandas de energía, el ATP se puede regenerar a partir de fosfato de creatina y difosfato de adenosina (ADP).
En los seres humanos, la enzima creatina quinasa está compuesta por dos subunidades y puede ser de tipo B (tipo cerebral) o de tipo M (tipo muscular). Esto crea tres tipos de isomerasas: CK-MM, CK-BB y CK-MB. Estas subunidades exhiben diferentes patrones en diferentes tejidos.
Por ejemplo, el músculo esquelético expresa principalmente CK-MM (98%), mientras que el corazón expresa principalmente CK-MM (70%) y CK-MB (25-30%). Las células cerebrales y fotorreceptoras expresan principalmente CK-BB. Cada isomerasa participa en la conversión de energía en circunstancias específicas en la célula, lo que ayuda a mantener las funciones corporales funcionando con normalidad.
En todas las células, la creatina quinasa mitocondrial desempeña un papel importante en la rápida regeneración del ATP dentro de la célula. Este proceso puede respaldar eficazmente varios tipos de contracción muscular y funciones relacionadas.
Las propiedades estructurales de la creatina quinasa son igualmente sorprendentes. Según la primera estructura resuelta mediante cristalografía de rayos X en 1996, la creatina quinasa mitocondrial de tipo muscular tiene una estructura octámera, mientras que la CK de tipo neural tiene un dímero en forma de plátano. Esta estructura única no sólo hace que su función sea más específica, sino que también permite que la enzima desempeñe un papel más importante en el mantenimiento de las funciones fisiológicas.
Clínicamente, la detección de creatina quinasa se utiliza a menudo para diagnosticar enfermedades como el infarto de miocardio. Aunque cada vez más instituciones médicas han sustituido su examen por la prueba de troponina más específica, la creatina quinasa sigue siendo un indicador importante para el diagnóstico de varias enfermedades. En circunstancias normales, el valor de la creatina quinasa en sangre suele estar entre 60 y 400 UI/L, pero después del ejercicio, el valor puede llegar hasta una semana, lo que suele ser la razón más común del aumento de este indicador.
Los niveles anormales de creatina quinasa pueden estar asociados con destrucción muscular, enfermedades cardíacas, efectos secundarios de los medicamentos y trastornos endocrinos.
A través del bucle PCr/Cr, la creatina quinasa forma un sistema eficiente de almacenamiento y transporte de energía dentro de las células. Este sistema hace que la conversión entre la producción y el uso de ATP sea más fluida y apoya eficazmente diversas funciones fisiológicas. Especialmente en momentos en los que se necesita energía rápida, este sistema puede proporcionar instantáneamente la energía necesaria, permitiendo que el corazón lata y los músculos se contraigan con más fuerza.
La creatina quinasa no es sólo una enzima, también es un centro para la conversión y el transporte de energía. Tenemos que admirar este ingenioso diseño en la naturaleza. Piénselo, además de la creatina quinasa, ¿qué otros mecanismos biológicos existen que mantienen silenciosamente nuestra vida y actividades?