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Las distancias al Sol, la Luna y las estrellas: ¿Cómo las calculaban los antiguos?
En la cosmología antigua, el movimiento de los cuerpos celestes no es sólo un fenómeno astronómico, sino también el centro de la visión del mundo. Los filósofos naturales de la antigua Grecia, como Aristóteles y Platón, propusieron distintos modelos de esferas celestes para explicar el movimiento del Sol, la Luna y las estrellas. Estos modelos situaban los cuerpos celestes en esferas transparentes giratorias. Las esferas celestes en estos modelos cósmicos están anidadas unas dentro de otras, formando eventualmente una estructura cósmica completa.
Se pensaba que estos cuerpos celestes estaban hechos de una sustancia tenue que era indetectable pero fundamental para el movimiento de todos los cuerpos celestes.
La primera reflexión sobre este tema la dio Anaximandro en el siglo VI a. C., quien consideraba que el sol y la luna eran aberturas circulares que simbolizaban las salidas del fuego. Estos anillos de fuego forman ruedas giratorias alrededor de la Tierra, y las estrellas fijas son las capas esféricas formadas por muchas ruedas. Estudios posteriores, como Aristóteles y Ptolomeo, fueron más allá y combinaron los movimientos de estos cuerpos celestes con conceptos de geometría para formar modelos más predictivos.
Los antiguos eruditos calcularon que el Sol está a unos 4 millones de millas de la Tierra, y asumieron que las distancias de otros planetas y las estrellas también correspondían a este modelo.
A medida que pasa el tiempo, este modelo de esferas anidadas es constantemente cuestionado en discusiones filosóficas y científicas más profundas. Especialmente durante la Edad Media y el Renacimiento, cuando científicos como Copérnico y Kepler propusieron la teoría heliocéntrica, el movimiento de los cuerpos celestes en el modelo de la esfera celeste también experimentó cambios dramáticos.
Copérnico trasladó la Tierra desde el centro del universo a la posición del Sol y propuso una estructura cósmica completamente nueva. Sin embargo, su obra Sobre las revoluciones de las esferas celestes todavía utiliza el término "esfera celeste", lo que refleja la continuidad del modelo antiguo. Al mismo tiempo, Kepler propuso además un modelo del movimiento elíptico de los planetas, mostrando movimientos que no podían explicarse mediante el modelo celeste tradicional.Gracias a estos avances, los científicos han llegado a comprender que los modelos cuantitativos en los que se basaban los antiguos no reflejan con precisión el universo real. Hoy en día, los científicos utilizan tecnología moderna para medir las distancias entre los planetas y descubren que estas distancias son mucho mayores de lo que los antiguos pensaban originalmente, y el verdadero tamaño del universo continúa revelándose.
La astronomía moderna nos dice que los límites del universo se expanden constantemente hacia afuera, mucho más allá de lo que los antiguos podían imaginar.
A finales del Renacimiento, el modelo celeste tradicional, representado por la teoría de la gravitación universal de Newton, fue básicamente revolucionado y reemplazado por un marco de comprensión más preciso que sigue las leyes de la naturaleza. Este cambio no sólo es un avance en la teoría científica, sino también una profunda reflexión sobre la comprensión de la humanidad de su propia posición.
Los cálculos que los humanos antiguos hacían de las distancias a los cuerpos celestes parecen ahora llenos de misterio e imaginación artística. Estas exploraciones históricas nos han proporcionado una comprensión más profunda del universo. Sin embargo, estos avances nos indican que la búsqueda y la reflexión sobre cuestiones más amplias continúan. ¿Cómo comprenderemos este vasto universo a través de nuevos descubrimientos científicos en el futuro?
