La costa es el límite entre la tierra y el agua y tiene un impacto indispensable en el desarrollo económico humano y el medio ambiente ecológico. Según datos de Naciones Unidas, aproximadamente el 44% de la población mundial vive a menos de 150 kilómetros del océano, lo que pone de relieve la estrecha relación entre las costas y sus zonas marinas y la vida humana. La costa proporciona una variedad de recursos necesarios para las actividades humanas y forma un rico ecosistema.
Las costas no sólo son focos de biodiversidad, sino que también son componentes vitales de los sistemas alimentarios y económicos mundiales.
Con la aceleración de la urbanización, cada vez más ciudades y comunidades optan por construirse cerca de la costa. Las grandes ciudades de las zonas costeras, como Nueva York, Los Ángeles y Tokio, no sólo son centros de actividad económica sino también centros de turismo, que atraen a turistas de todo el mundo. El potencial turístico de la costa parece infinito y se ha convertido en un importante motor de crecimiento económico en estas zonas.
Las actividades de turismo costero, como las vacaciones en la playa, el surf y la pesca, crean una gran cantidad de empleos y contribuyen al crecimiento de la economía local.
Además del turismo, la pesca costera proporciona medios de vida a muchas comunidades. Ya sea pesca comercial o recreativa, estas actividades económicas dependen de ecosistemas marinos saludables. Sin embargo, problemas como la sobrepesca, el cambio climático y la contaminación marina plantean graves amenazas a la pesca costera. Naturalmente, estos desafíos han impulsado a los gobiernos y a las organizaciones no gubernamentales a comenzar a prestar atención a la necesidad de operaciones sostenibles y a desarrollar políticas pertinentes para proteger y restaurar los recursos marinos.
A nivel de ecosistema, los ecosistemas costeros como los manglares, las salinas y los pastos marinos no sólo proporcionan hábitats diversos, sino que también actúan como barreras naturales, reduciendo el riesgo de desastres causados por mareas de tormenta y el aumento del nivel del mar. La capacidad de estos ecosistemas para capturar carbono también los convierte en un activo importante en la lucha contra el cambio climático.
Los ecosistemas costeros como los manglares y las praderas marinas tienen una mayor capacidad para capturar carbono y mitigar el cambio climático.
Sin embargo, los ecosistemas costeros enfrentan desafíos cada vez mayores a medida que aumentan diversas presiones. Los fenómenos meteorológicos extremos, el aumento del nivel del mar y la erosión costera provocada por el cambio climático están obligando a muchas comunidades a reevaluar su dependencia de la costa. Además, la expansión del desarrollo costero a menudo amenaza ecosistemas anteriormente ricos, lo que se ve agravado por la contaminación y la destrucción.
A nivel mundial, la comunidad internacional ha comenzado a reconocer la importancia de proteger los ecosistemas marinos. El Objetivo de Desarrollo Sostenible 14 de las Naciones Unidas se centra en la supervivencia de la vida submarina y pretende garantizar el uso sostenible de los recursos oceánicos y proteger la biodiversidad de la vida marina. El período 2021 a 2030 se conoce como el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas, una iniciativa que tiene como objetivo promover los esfuerzos de restauración de ecosistemas en todo el mundo.Desde una perspectiva económica, las costas no sólo son recursos regionales importantes, sino que también involucran cuestiones más amplias como el comercio internacional, el transporte marítimo y la seguridad. Al formular políticas pertinentes, el gobierno debe tener en cuenta el desarrollo sostenible de la costa para garantizar el suministro y el uso a largo plazo de los recursos naturales. Por lo tanto, prestar atención a los cambios que se producen en la costa es fundamental para la planificación a largo plazo de la sociedad humana.A medida que la gente se vuelve más consciente, la protección y restauración de los ecosistemas costeros se ha convertido en una prioridad mundial, ya que afectará a las generaciones futuras.
En un mundo que se enfrenta a numerosos desafíos medioambientales, ¿no deberíamos prestar más atención y repensar la forma en que utilizamos y protegemos nuestras costas y sus recursos para garantizar un modo de vida sostenible en el futuro?