En la ciencia de los materiales y la ciencia de superficies, la energía superficial juega un papel crucial. Este concepto involucra no sólo la estructura y propiedades de la materia, sino también cómo interactúa la materia con el medio ambiente. Se puede considerar la energía superficial como el cambio de energía causado por los enlaces intermoleculares que deben superarse para crear una superficie. Para profundizar nuestra comprensión de la energía superficial, necesitamos explorar sus métodos de medición, métodos de cálculo y alcance de aplicación.
La energía superficial es la diferencia de energía entre la superficie de una sustancia y su interior, que puede afectar el comportamiento dinámico y la reactividad de los sólidos.
El método de medición de energía superficial más común es el experimento del ángulo de contacto. Este método evalúa la energía superficial midiendo el ángulo de contacto de un líquido con una superficie sólida. Los líquidos más utilizados son agua y diyodometano. A partir de las lecturas del ángulo de contacto, más la tensión superficial conocida del líquido, los investigadores pueden calcular la energía superficial.
A medida que aumenta la energía superficial, el ángulo de contacto disminuye, lo que indica una mayor interacción entre el líquido y la superficie.
Además del método del ángulo de contacto, la energía superficial de un líquido se puede medir estirando la película del líquido. Sin embargo, este método no es adecuado para sólidos porque estirar una membrana sólida induce energía elástica internamente. La energía superficial de un sólido normalmente se mide a altas temperaturas, de modo que el sólido se deforma mientras su volumen permanece aproximadamente constante.
Durante la deformación de un sólido, la energía superficial puede verse como "la energía necesaria para crear una unidad de superficie". En otras palabras, es la diferencia en la energía total del sistema antes y después de la deformación.
En la teoría funcional de la densidad, la energía superficial de un sólido cristalino se puede calcular a partir de la energía total de las dos superficies. El desafío aquí es garantizar que las superficies superior e inferior tengan las mismas propiedades.
El cálculo de la energía superficial a menudo requiere obtener mediciones de energía relativas a diferentes interfaces de materiales bajo las mismas condiciones de cristalización.
La energía superficial tiene una influencia importante en los fenómenos de humectación. Por ejemplo, cuando una gota de líquido cae sobre un sustrato sólido, el sustrato se considera mojado si la energía superficial del sustrato cambia.
El tamaño del ángulo de contacto puede reflejar directamente el estado de humectación del líquido en la superficie. Cuanto menor es el ángulo de contacto, más fuerte es la humectabilidad; cuanto mayor es el ángulo de contacto, más débil es la humectabilidad.
Cuando el ángulo de contacto es igual a 0°, el líquido moja completamente el sustrato; si el ángulo de contacto es igual a 90°, la humectabilidad se considera extremadamente baja.
La energía superficial y sus métodos de medición y cálculo ocupan una posición importante en la ciencia de los materiales, participando en todos los aspectos desde la investigación básica hasta la ciencia y la tecnología aplicadas. Esto plantea una pregunta que vale la pena reflexionar: en el futuro diseño de materiales, ¿cómo aprovechar al máximo las características de la energía superficial para mejorar el rendimiento y la funcionalidad del material?