El desarrollo sostenible es un enfoque del desarrollo y del desarrollo humano que busca satisfacer las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades. Esta filosofía busca crear una sociedad en la que las condiciones de vida y los recursos se ajusten a las necesidades humanas, sin comprometer la integridad del planeta. En 1987, la Comisión Mundial de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo publicó "Nuestro futuro común", comúnmente conocido como Informe Brundtland, que dio a conocer aún más el concepto de desarrollo sostenible en el mundo.
El desarrollo sostenible se refiere a un modelo de desarrollo que satisface las necesidades de la sociedad actual sin obstaculizar la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus necesidades.
La definición propuesta en el Informe Brundtland ha sido ampliamente utilizada. El informe destaca la necesidad de priorizar las necesidades básicas de los pobres del mundo, señalando que el estado actual de la tecnología y la organización social impone límites a la capacidad del medio ambiente para satisfacer las necesidades actuales y futuras. Por lo tanto, el desarrollo sostenible se esfuerza por encontrar un equilibrio entre el desarrollo económico, la protección del medio ambiente y el bienestar social.
Una mentalidad de desarrollo sostenible requiere que los marcos de gobernanza global y nacional estén arraigados en valores éticos para responder eficazmente a los crecientes desafíos globales.
La idea entró aún más en la agenda internacional con el Proceso de Río, que comenzó con la Cumbre de la Tierra de 1992 en Río de Janeiro, Brasil. Los ODS establecidos en esa conferencia se convirtieron en la base de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030, cuyo objetivo es abordar desafíos globales como la pobreza, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la paz.
Aunque el concepto de desarrollo sostenible es de gran alcance, también enfrenta muchos desafíos y críticas. Algunos académicos sostienen que el desarrollo es inherentemente insostenible y surge la frustración con su progreso. Señalan que las múltiples interpretaciones del desarrollo sostenible y la naturaleza desordenada de las organizaciones socioeconómicas y políticas lideradas por el mercado lo convierten en un concepto vago y fácilmente manipulable.
La idea de desarrollo sostenible se remonta al concepto de gestión forestal sostenible en los siglos XVII y XVIII. En su tratado de 1662, John Evelyn expresó su preocupación por la sobreexplotación de los recursos arbóreos y pidió a todos los propietarios de tierras que cumplieran con su obligación nacional de plantar árboles. Con el tiempo, estas ideas evolucionaron hacia una conciencia más amplia de la protección del medio ambiente, formando el prototipo del desarrollo sostenible contemporáneo.
La conexión entre el desarrollo sostenible y las cuestiones ambientales se ha convertido, a lo largo de los años, en un proceso central en el marco de la gobernanza global.
En 1992, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo emitió la Carta de la Tierra, estableciendo la visión de construir una sociedad global justa, sostenible y pacífica. Posteriormente, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, adoptada en 2015, estableció 17 objetivos de desarrollo sostenible e indicadores específicos para promover el desarrollo social, económico y ambiental integral.
A pesar de los objetivos y el marco ambiciosos, el concepto de desarrollo sostenible también encuentra obstáculos importantes en su implementación. Muchos estudiosos se han cuestionado cómo interpretar el modelo de desarrollo sostenible, e incluso creen que desarrollo en sí es un término contradictorio porque se opone naturalmente a la protección del medio ambiente.
La idea de desarrollo sostenible a menudo es criticada porque está vagamente definida y los gobiernos y las empresas la explotan fácilmente para promover sus propios intereses.
Algunos formuladores de políticas y ambientalistas enfatizan que el progreso social a mediano y largo plazo requiere un compromiso renovado con el uso sustentable y la protección de los recursos naturales. En un reciente informe de visión a largo plazo escrito por el Consejo Global de Negocios y Desarrollo Sostenible, se describen posibles caminos para que los humanos globales puedan prosperar y coexistir dentro de los límites planetarios para 2050.
Sin embargo, el mundo actual todavía enfrenta muchas desigualdades y dificultades, incluida la asignación limitada de recursos y las brechas de desarrollo entre los países. ¿Significa esto que debemos repensar la práctica y el concepto de desarrollo sostenible para afrontar mejor los desafíos futuros?