Con el avance de la ciencia, la tecnología y la sociedad, la demanda de tiempo de las personas también está aumentando, lo que hace que el sistema de horario de verano comience a recibir una atención generalizada. Todos los estados de la zona horaria del Pacífico, incluidos California y Washington, se enfrentan a una pregunta importante: ¿se debe mantener el horario de verano de forma permanente? Desde la década de 2010, muchas legislaturas estatales, encuestas y movimientos legislativos han expresado su apoyo al horario de verano permanente.
Según el referéndum de California de 2018, el 59% de los votantes aprobaron la propuesta, autorizando a la Legislatura a utilizar el horario de verano durante todo el año con la aprobación del Congreso.
El horario de verano se remonta al siglo XX como una forma de ahorrar energía y aumentar la eficiencia durante las actividades diurnas. El núcleo de este sistema es adelantar los relojes una hora en primavera y atrasarlos en otoño. Este enfoque recibió inicialmente un amplio apoyo, pero la oposición creció con el tiempo.
Muchos estudiosos señalan que el ajuste a largo plazo de los relojes biológicos puede tener efectos negativos sobre la salud de las personas, como el insomnio, la ansiedad o una mayor incidencia de enfermedades cardíacas. En respuesta a estas preocupaciones, algunas legislaturas estatales han comenzado a explorar la posibilidad de un horario de verano permanente, lo que sin duda cambiaría conceptos de larga data sobre el tiempo.
El estado de Washington aprobó un proyecto de ley en 2019 para cambiar al horario de verano permanente, sujeto a la aprobación del Congreso, y Oregón siguió su ejemplo.
Además de los factores de salud, la economía también es un tema que no se puede ignorar. Muchas empresas afirman que el horario de verano permanente impulsaría la economía al dar a los consumidores más tiempo para comprar y entretenerse. Especialmente aquellas industrias que dependen de la luz solar y de las horas de trabajo diurnas, esperan poder realizar actividades durante suficientes horas de luz.
Sin embargo, no todos apoyan el cambio. Algunos expertos y el público creen que mantener permanentemente el horario de verano afectará la hora del amanecer en invierno, y los niños todavía podrían tener que caminar en la oscuridad en su camino a la escuela, lo que no solo afecta la seguridad sino también es perjudicial para la salud. Argumentan que todavía se necesitan ajustes estacionales para acomodar las necesidades de la vida en diferentes estaciones.
"En teoría, el cambio de horario permanente puede hacernos la vida más cómoda, pero no debemos ignorar las posibles sombras que puede traer consigo", comentó un experto en salud pública.
En este contexto, la provincia canadiense de Columbia Británica siguió rápidamente el ejemplo de Estados Unidos y consideró cómo adoptar un plan a largo plazo sin afectar las actividades económicas locales. Ante la misma polémica sobre el horario de verano, México también ha comenzado a revisar su sistema horario para evitar confusiones entre los estados limítrofes con Estados Unidos y Canadá.
En el centro de este debate está la redefinición del concepto de tiempo y su adaptación a las necesidades reales. Los cambios en los husos horarios afectan la forma en que funciona la sociedad, tanto en términos de negocios como de vida. A medida que el concepto de tiempo sostenible y eterno adquiere cada vez más importancia, los gobiernos de todos los niveles y el público deben seguir pensando en las mejores soluciones.En última instancia, esta controversia nos plantea una pregunta que vale la pena reflexionar: en una sociedad moderna en constante cambio, ¿aún necesitamos confiar en normas del pasado para formular estilos de vida futuros?