A medida que la tecnología continúa avanzando, los científicos a menudo enfrentan importantes desafíos éticos al evaluar el impacto de las nuevas tecnologías. Esta situación resalta particularmente la importancia de la evaluación de tecnologías (AT). La evaluación de tecnologías es un método para estudiar nuevas tecnologías y sus posibles impactos sociales, económicos, legales y éticos. Aunque los científicos tienen un conocimiento profundo en sus propios campos profesionales, cuando se trata de decisiones que afectan a la sociedad en su conjunto, su juicio por sí solo obviamente no es lo suficientemente completo y objetivo.
La evaluación de tecnologías no es sólo un análisis de tecnologías específicas, sino también un tipo de investigación de políticas que examina las consecuencias a corto y largo plazo de la aplicación de la tecnología.
En la década de 1960, Estados Unidos introdujo por primera vez la evaluación tecnológica, centrándose en cuestiones como el transporte supersónico, la contaminación ambiental y la ética del análisis genético. Esto muestra que existen profundos impactos sociales detrás del desarrollo de la ciencia y la tecnología, y confiar únicamente en las evaluaciones de los propios científicos puede no comprender completamente los riesgos y desafíos potenciales. Los científicos a menudo carecen de formación ética y es posible que no puedan evaluar objetivamente los resultados de sus propias investigaciones. Por lo tanto, el impacto de cualquier nueva tecnología debe analizarse exhaustivamente desde múltiples perspectivas basadas en las opiniones de todas las partes.
El Proceso de Evaluación de Ciencia y Tecnología reconoce que los científicos generalmente no son especialistas en ética y, por lo tanto, deben ser cautelosos al emitir juicios éticos sobre sus nuevos descubrimientos.
La evaluación tecnológica se puede dividir en varias formas, como la evaluación de expertos y la evaluación participativa. La evaluación de expertos está dirigida por un equipo de expertos técnicos e incorpora los puntos de vista de las partes interesadas a través de opiniones escritas y entrevistas, mientras que la evaluación participativa fomenta la participación del público y de personas de todos los ámbitos de la vida para buscar opiniones y puntos de vista diversos. Esto muestra que los formuladores de políticas deben incluir las voces de todas las partes tanto como sea posible al formular políticas para obtener una comprensión más integral.
La evaluación participativa muestra que quienes toman decisiones necesitan tener un pensamiento diverso para tomar decisiones razonables.
Sin embargo, el desarrollo de la ciencia suele ir acompañado de consecuencias impredecibles. En las primeras etapas del desarrollo de una nueva tecnología, su impacto sigue siendo difícil de predecir, y una vez que la tecnología se adopta ampliamente, resulta aún más difícil cambiar o controlar su desarrollo. Éste es el famoso "dilema de Collinridge". En este contexto, anticipar las implicaciones éticas de estas tecnologías se vuelve fundamental. Ya sea la anticipación de "escenarios éticos tecnológicos" o la supervisión ética de "experimentos tecnológicos sociales", estas son herramientas importantes para afrontar los desafíos futuros.
La evaluación de la tecnología no es sólo una evaluación del impacto de la tecnología, sino también un mecanismo de predicción para ayudar a los tomadores de decisiones a comprender mejor los próximos cambios tecnológicos.
Es innegable que la evaluación de tecnologías enfrenta desafíos en términos de objetividad. Estas evaluaciones a menudo están limitadas por los valores de las partes interesadas dominantes, especialmente aquellos que desarrollan y promueven la tecnología. Tal sesgo puede afectar la dirección de las decisiones políticas e incluso generar riesgos potenciales en el proceso de desarrollo tecnológico. Por lo tanto, es particularmente importante garantizar evaluaciones justas y transparentes por parte de múltiples partes.
Además de los desafíos éticos, el alcance de la evaluación de la tecnología también es extremadamente amplio y abarca la tecnología de la información, la tecnología del hidrógeno, la tecnología nuclear, la inteligencia artificial y otros campos. Las agencias de evaluación de ciencia y tecnología de varios países, como la Oficina de Ciencia y Tecnología del Parlamento Británico y la Oficina de Evaluación de Ciencia y Tecnología de Alemania, brindan apoyo para la formulación de políticas a través de diversas formas de evaluación de ciencia y tecnología. Todos enfatizaron la comunicación abierta y la interacción entre los tomadores de decisiones políticas para garantizar la transparencia y la aceptabilidad de los desarrollos tecnológicos.
La cuestión más fundamental en la evaluación de tecnología es cómo mantener la objetividad durante el proceso de evaluación y evitar que los valores de las partes interesadas dominantes afecten los resultados de la evaluación.
En la era actual de rápido desarrollo tecnológico, es particularmente importante incorporar la importancia ética y social de la investigación científica y tecnológica en el proceso de evaluación. Los científicos no deberían juzgar únicamente el impacto de la tecnología, sino que deberían participar en debates con la sociedad, los estudiosos de la ética y personas de todos los ámbitos de la vida. Sólo así se podrán reducir los riesgos y las posibles crisis humanitarias en el desarrollo tecnológico y alcanzar los intereses generales de la sociedad.
Entonces, ¿cómo podemos integrar mejor las consideraciones éticas y los valores sociales en el proceso de progreso científico y tecnológico?