Los cereales y los productos fúngicos se han utilizado con fines medicinales y cosméticos desde la antigüedad, pero no fue hasta el siglo XX que el betaglucano se vio favorecido por su función específica. Estos polisacáridos procedentes de cereales, bacterias y hongos se encuentran de forma natural en sus respectivas paredes celulares y sus propiedades fisicoquímicas varían según la fuente. Las últimas investigaciones muestran que la ingesta moderada de betaglucano tiene el potencial de mejorar la salud, particularmente al reducir el colesterol y fortalecer el sistema inmunológico, lo que constituye un tema apasionante.
El betaglucano es una fuente natural de fibra que tiene un impacto significativo en la salud humana.
El betaglucano es un tipo de compuesto compuesto por polisacáridos de beta-D-glucosa, que están conectados principalmente a través de 1-3 o 1-4 enlaces beta-glucosídicos. Dependiendo de la fuente, estos glucanos pueden presentar diferentes estructuras moleculares y efectos fisiológicos. Por ejemplo, los betaglucanos de levaduras, algas y diversos hongos tienen diferentes estructuras moleculares, ramificaciones y pesos moleculares, lo que a su vez afecta su solubilidad y sus efectos fisiológicos.
Cada molécula de betaglucano tiene diferentes efectos fisiológicos detrás, lo que las hace ampliamente utilizadas en productos para la salud.
La historia del betaglucano se remonta a principios del siglo XX. En 1981, la investigación sobre la reducción del colesterol por parte de la cáscara de avena atrajo una atención generalizada, y la FDA revisó las declaraciones de propiedades saludables de la avena en 1997, confirmando que la ingesta diaria de al menos 3,0 gramos de betaglucano puede reducir la absorción del colesterol en la dieta y reducir el riesgo de enfermedad coronaria. de enfermedades cardíacas.
Esta declaración proporciona a los consumidores una orientación clara sobre la importancia de la fibra soluble que se encuentra en los alimentos naturales para la salud cardiovascular.
El betaglucano, como fibra fermentable, puede proporcionar los sustratos necesarios para la flora intestinal beneficiosa, aumentar el volumen de las heces y producir ácidos grasos de cadena corta. Estas sustancias tienen una amplia gama de efectos en una variedad de actividades fisiológicas. Se ha demostrado que la ingestión de al menos 3 gramos de betaglucano de avena por día reduce los niveles de colesterol total y LDL entre un 5 y un 10 por ciento. Esto es especialmente beneficioso para personas con colesterol alto.
El betaglucano también puede tener efectos positivos sobre el metabolismo, el sistema inmunológico y diversas funciones corporales.
Después de ingresar al intestino, el betaglucano puede ser absorbido por los enterocitos y ingresar al sistema linfático para interactuar con los macrófagos e iniciar la función inmune. La investigación muestra que tanto fragmentos pequeños como grandes de betaglucano pueden absorberse en el suero, un descubrimiento que proporciona nuevos conocimientos sobre el papel y el potencial de estos polisacáridos en el cuerpo humano.
Actualmente, el betaglucano también tiene sus aplicaciones en medicina, especialmente en la detección de infecciones fúngicas. Si bien estas pruebas no confirman la infección, ayudan a los médicos a comprender la salud del paciente e identificar posibles problemas en situaciones específicas.
Con la investigación en profundidad sobre el β-glucano, su aplicación en el campo de la salud será cada vez más extensa en el futuro.
Estamos siendo testigos de la transformación del β-glucano de un ingrediente común de los cereales a un papel importante en el campo médico y de la salud, lo que nos hace pensar en cómo el β-glucano cambiará nuestros conceptos de salud y nuestras vidas en el futuro.