La historia del descubrimiento de este material revolucionario, el grafeno, está llena de historias fascinantes. En 2004, dos científicos utilizaron una simple cinta adhesiva para separar una sola capa de grafeno del grafito, un proceso que no sólo les valió un Premio Nobel sino que también despertó la atención mundial hacia la tecnología utilizada para exfoliar materiales en capas. El núcleo de esta tecnología radica en el proceso de delaminación, que consiste en descomponer materiales en capas en nanomateriales mediante tratamiento mecánico, químico o térmico. El auge del grafeno no sólo demuestra la eficacia de este proceso, sino que también abre la exploración de sus aplicaciones en campos como la nanotecnología, la electrónica y la biomedicina.
El proceso de exfoliación rompe eficazmente los enlaces de van der Waals entre las capas, creando un material bidimensional de alto rendimiento, una propiedad que hace del grafeno uno de los materiales más importantes del siglo XXI.
La historia de la delaminación se remonta a siglos atrás. Ya en 1824, los científicos comenzaron a pelar capas de arcilla para rellenar la porcelana, pero la verdadera exploración científica comenzó con Brodie en 1855, quien estudió los efectos de diferentes ácidos en la estructura de carbono en capas. Estos primeros descubrimientos brindaron una oportunidad para que científicos posteriores construyeran bases teóricas. No fue hasta 2004 que Novoselov y Geim cambiaron por completo nuestra comprensión de la tecnología de exfoliación al aislar el grafeno con su método innovador utilizando cinta adhesiva.
La tecnología de delaminación se ha utilizado ampliamente en muchos campos hoy en día, como la fabricación de equipos electrónicos de alto rendimiento, materiales de aviación livianos y dispositivos de almacenamiento de energía de alta eficiencia.
El proceso básico de exfoliación generalmente implica romper los enlaces de van der Waals entre las capas, permitiendo que el material se separe en sus capas individuales. Esta tecnología se puede clasificar en tres tipos: delaminación mecánica, delaminación química y delaminación térmica. Cada método tiene diferentes ventajas y escenarios de aplicación, lo que permite a los científicos elegir la tecnología de delaminación más adecuada según las necesidades específicas.
La delaminación mecánica es la tecnología de delaminación más básica, que rompe la unión entre capas mediante la aplicación de fuerza externa. Este proceso se puede realizar utilizando una variedad de herramientas, como cinta o disolventes. El método de escisión micromecánica propuesto por Novoselov y Geim sigue siendo una de las formas básicas de producción de grafeno. Si bien este método es capaz de producir materiales monocapa de alta pureza, presenta una reproducibilidad y previsibilidad deficientes y, a menudo, requiere múltiples ejecuciones para lograr el resultado deseado.
La eliminación química implica la introducción de productos químicos externos para romper los enlaces entre las capas. Este proceso generalmente introduce algunos electrones o iones libres para reducir las restricciones entre capas y formar nuevos enlaces químicos. Esto incluye métodos como la deposición química de vapor, la reducción de óxido de grafito y la exfoliación electroquímica. La escalabilidad del decapado químico es su mayor ventaja, lo que hace que su uso sea ampliamente utilizado en la producción real.
La delaminación térmica separa las capas aplicando altas temperaturas para hacer que se expandan. Este método generalmente puede lograr mayores rendimientos y tiempos de reacción cortos, mejorando enormemente la eficiencia de la producción. Sin embargo, las temperaturas más altas pueden provocar problemas de impurezas en el material, lo que constituye uno de los desafíos que la actual tecnología de delaminación térmica debe superar.
La transformación de la cinta a la alta tecnología habla sin duda de las infinitas posibilidades de la exploración científica. En el mundo en constante avance de la ciencia de los materiales, ¿qué descubrimientos sorprendentes traerá la nanotecnología del futuro?