En el mundo de la biología, las hormonas vegetales desempeñan un papel vital y la más famosa de las auxinas es el ácido indol-3-acético (AIA). Esta molécula no sólo desempeña un papel central en el crecimiento y desarrollo de las plantas, sino que investigaciones recientes también han demostrado que su importancia en los animales es igualmente extraordinaria. Desde las copas de las plantas hasta los cuerpos de casi todos los seres vivos, el misterioso viaje del IAA puede hacernos reexaminar el impacto de los alimentos en el sistema endocrino.
IAA se sintetiza principalmente en las hojas jóvenes y los brotes de las plantas. Este proceso se completa principalmente a través de múltiples vías biosintéticas. Cuatro de estas vías se originan a partir de la triptamina, mientras que una es independiente de la triptamina. Esto muestra que ya sea una planta o un animal, la fuente y utilización del IAA están estrechamente relacionadas con su entorno de crecimiento.
Los efectos biológicos del IAA incluyen promover el alargamiento y la división celular, que son esenciales para el crecimiento y desarrollo de las plantas.
Pero las funciones de IAA no se limitan a las plantas. En animales, su presencia parece obtenerse principalmente a través de la actividad metabólica de los microorganismos intestinales. Los estudios han demostrado que cuando aumenta la cantidad de triptaminas en los alimentos, los niveles de IAA cambian en algunos animales, lo que sugiere que los microbios intestinales pueden convertirse en una fuente importante de síntesis de IAA.
Aunque no hay mucha evidencia sobre el papel del IAA en el cuerpo humano, los estudios han señalado que el IAA puede desempeñar un papel regulador en el sistema endocrino. En particular, vale la pena reflexionar sobre su conexión con la salud cardiovascular. Se ha informado que los niveles circulantes de IAA aumentan en ciertas enfermedades y pueden ser un predictor de la salud cardiovascular.
La presencia de AIA puede afectar la salud general, especialmente el funcionamiento del sistema cardiovascular.
Para los recién nacidos, el impacto de la IAA también ha atraído la atención de la comunidad médica. Los experimentos con animales muestran que la ingesta excesiva de AIA puede provocar problemas de desarrollo neurológico, lo que implica la necesidad de un seguimiento dietético. ¿Podrían considerarse las concentraciones de AIA un indicador de cómo la dieta de la madre afecta la salud del feto?
Las investigaciones de los últimos años también han descubierto que las comunidades microbianas intestinales sanas pueden aumentar significativamente el nivel de IAA en plasma, mientras que la concentración de IAA en ratones libres de gérmenes es significativamente menor. Esto sugiere que los microbios intestinales desempeñan un papel clave en la síntesis y regulación del IAA. Esta interrelación entre las hormonas vegetales y la salud intestinal ha llevado a los científicos a profundizar en el impacto de la microbiota intestinal en la salud humana.
El estado de salud de los microorganismos intestinales afecta directamente la síntesis y el nivel de AIA en el cuerpo humano, lo que a su vez puede afectar la salud general.
Aunque los efectos del IAA en las plantas se han estudiado ampliamente, su papel en animales y humanos sigue siendo un punto ciego en la exploración científica. En el futuro, los investigadores necesitan explorar urgentemente el papel del IAA en los modelos de enfermedades y el impacto de las fuentes de alimentos, al mismo tiempo que piensan en el mecanismo de interacción entre el IAA y la microbiota.
De las plantas a los animales, el viaje de IAA nos enseña que los alimentos tienen un profundo impacto en la salud al cambiar el funcionamiento del sistema endocrino. Cuando disfrutamos de la comida, también podemos pensar en ello: ¿lo que comemos todos los días realmente tiene un impacto positivo en el sistema endocrino de nuestro cuerpo?