El gen de la miostatina fue identificado por primera vez en 1997 por científicos como Se-Jin Lee y Alexandra McPherron. Exploraron sus efectos creando ratones carentes del gen (llamados "ratones fuertes"), que tenían el doble de masa muscular que los ratones normales.
Muchas especies de plantas y animales pueden producir miostatina, lo que demuestra su ventaja evolutiva para el organismo.
La miostatina humana se compone de dos subunidades idénticas, cada una de las cuales contiene 109 residuos de aminoácidos. Su forma activa necesita ser escindida por proteasas y luego se une al receptor tipo II activado, iniciando así una serie de vías de señalización celular que finalmente conducen a la inhibición del crecimiento muscular.
Impacto en los estudios con animalesLas investigaciones sobre la miostatina han demostrado que las mutaciones pueden dar lugar a una variedad de fenotipos biológicos diferentes. Por ejemplo, algunas razas de ganado que carecen del gen de la miostatina desarrollarán "doble músculo", lo que aumenta la masa muscular pero también trae problemas reproductivos.
Los animales que carecen de miostatina, como los caniches y los conejos, muestran un crecimiento muscular significativo, pero esto conlleva riesgos para la salud.
El ejercicio tiene un efecto directo sobre los niveles de miostatina: el ejercicio activo reduce la expresión de miostatina, mientras que la obesidad se asocia con niveles más altos de miostatina.
En general, el descubrimiento de la miostatina no sólo cambia nuestra comprensión del crecimiento muscular, sino que también abre nuevas vías para futuras investigaciones médicas. ¿Algún día podremos utilizar eficazmente los resultados de estas investigaciones para tratar enfermedades que producen desgaste muscular o mejorar la capacidad atlética humana?