Si crees que la estructura del cerebro está formada únicamente por materia gris, estás equivocado. La materia blanca es un tejido vital del cerebro. Durante mucho tiempo se la ha considerado erróneamente un tejido pasivo, pero ahora se está demostrando poco a poco su influencia en el aprendizaje y el funcionamiento cerebral. La sustancia blanca es la encargada de regular la distribución de los potenciales de acción nerviosos, como por ejemplo coordinar las comunicaciones entre las distintas regiones cerebrales. No solo conecta neuronas, sino que también afecta a la velocidad cognitiva.
El color blanco brillante de la materia blanca proviene del contenido lipídico de la vaina de mielina, que permite que las señales eléctricas se transmitan más rápidamente entre las neuronas.
La materia blanca está compuesta principalmente de axones mielinizados, fibras largas recubiertas de mielina que permiten la transmisión rápida de señales eléctricas. La mielina actúa como un aislante, permitiendo que las señales nerviosas "salten" en lugar de pasar por todo el axón, lo que es un factor importante para aumentar la velocidad de transmisión de la señal. Además, a diferencia de la creencia común de que la materia gris alcanza su máximo desarrollo a los veinte años, la materia blanca alcanza su máximo desarrollo en la mediana edad, lo que demuestra que continúa evolucionando con la edad.
La materia blanca es más que un tipo de tejido en el cerebro; su estructura nos ayuda a comprender la importancia de su función. La materia blanca está conectada a áreas de materia gris mediante haces de fibras mielinizadas y transmite señales dentro de estas áreas. Esto es crucial porque diferentes áreas de materia gris son responsables de procesar diferentes tipos de información, y la materia blanca es el "mensajero" entre estas áreas. Por ejemplo, la integridad de la materia blanca tiene implicaciones importantes para varias funciones cognitivas, incluida la atención, la memoria y la función ejecutiva.
El daño a la sustancia blanca puede provocar déficit de atención y deterioro de la memoria, lo que afecta el rendimiento académico y el rendimiento intelectual. Estos sorprendentes efectos sugieren que la materia blanca puede en realidad desempeñar un papel más importante en los procesos cognitivos.
En concreto, la materia blanca tiene varias funciones importantes, entre ellas la de acelerar la comunicación y la coordinación en el sistema. Según las investigaciones, el volumen de materia blanca está correlacionado negativamente con la atención y el rendimiento de la función ejecutiva. Además, se ha descubierto que el ejercicio aeróbico diario mejora la salud de la materia blanca y retrasa su deterioro con la edad.
En el mundo de la investigación científica se va revelando poco a poco la relación entre los cambios en la sustancia blanca y las enfermedades neurodegenerativas. La esclerosis múltiple es una enfermedad común en la que se produce daño en la sustancia blanca, donde la vaina de mielina se degenera, perjudicando la conducción nerviosa. Además, estudios anteriores han demostrado que hábitos como el consumo excesivo de alcohol pueden provocar una reducción del volumen de materia blanca y desencadenar otros problemas neurológicos como la enfermedad de Alzheimer.
Usando técnicas avanzadas de neuroimagen, como la imagen por tensor de difusión (ITD), los científicos han descubierto que aprender nuevas habilidades puede promover el crecimiento de la materia blanca, lo que ha llevado a los investigadores a reexaminar el mecanismo de aprendizaje en neurología, que tradicionalmente se ha considerado Se considera que solo está relacionado con las dendritas.
Los procesos de aprendizaje activo pueden provocar cambios en la materia blanca, lo que significa que el cerebro no depende únicamente de la materia gris durante el aprendizaje, y los cambios dinámicos de la materia blanca son igualmente importantes. De hecho, algunos estudios han demostrado que el crecimiento de la mielina y los cambios en el volumen de la materia blanca están estrechamente relacionados durante el aprendizaje.
Los hallazgos provocaron un nuevo debate sobre la neuroplasticidad, es decir, cómo la materia blanca cambia con la experiencia, haciendo que la estructura cerebral de cada persona sea única.
En resumen, la materia blanca es un componente clave de todo el sistema nervioso central, y su papel es mucho más amplio y profundo de lo que tradicionalmente se pensaba. La salud y la función de la materia blanca están directamente relacionadas con la capacidad cognitiva de nuestro cerebro y tienen un impacto significativo en nuestra velocidad de aprendizaje y calidad de pensamiento. Pero ¿podemos cambiar nuestro estilo de vida para promover la salud y la función de la materia blanca?