La adicción al juego, también conocida como trastorno del juego o compulsión del jugador, es una conducta de juego repetitiva que no se puede detener a pesar de la presencia de daños y consecuencias negativas. Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, Quinta Edición (DSM-5), esta condición puede diagnosticarse como una enfermedad mental cuando se cumplen ciertos criterios diagnósticos. El trastorno tiene importantes repercusiones sociales y familiares y se caracteriza por comportamientos similares a los de la adicción a sustancias. En una actualización de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, el trastorno del juego ha sido reclasificado como un trastorno adictivo en lugar de un trastorno de control de impulsos. Este cambio refleja la fuerte asociación entre la conducta de juego y los trastornos por consumo de sustancias.
Signos y síntomas de la adicción al juegoLos estudios han demostrado que la adicción al juego y los problemas con el alcohol suelen ser altamente comórbidos y muchos jugadores tienen rasgos impulsivos.
Las investigaciones sobre la adicción al juego han combinado varias definiciones, y la investigación australiana ha desarrollado una definición general del fenómeno: "El juego problemático se caracteriza por la dificultad de limitar la inversión de dinero y/o tiempo, lo que lleva a los jugadores, según el Instituto Médico de la Universidad de Maryland, a... En el centro, el juego patológico es “la incapacidad de resistir la tentación de jugar, lo que puede tener consecuencias personales o sociales graves”.
El DSM-V reclasifica el juego patológico como trastorno del juego y lo incluye en la categoría de trastornos relacionados con sustancias y adictivos en lugar de trastornos del control de impulsos. Para que se diagnostique un trastorno del juego, una persona debe presentar al menos cuatro de los siguientes síntomas durante un período de 12 meses:
Según los expertos de la Clínica Mayo, la ludopatía puede tener su origen en factores biológicos, genéticos y ambientales, como trastornos de salud mental, la edad y el sexo, y la influencia de familiares o amigos. Un mayor riesgo de adicción al juego también puede estar asociado con el estrés laboral, la soledad, otras conductas adictivas, etc.
Si no se trata, el problema del juego puede tener efectos graves y duraderos en la vida de una persona, incluidos problemas de relación, dificultades financieras, problemas legales y de salud, e incluso puede llevar al suicidio.
Los estudios han demostrado que el juego patológico puede ser adictivo de forma similar a la adicción a sustancias, y que algunos jugadores patológicos tienen niveles más bajos de noradrenalina que los jugadores normales. Para algunos pacientes, los antidepresivos pueden tener un efecto positivo sobre el juego patológico, especialmente bajo la acción de los antagonistas de los receptores 5-HT1/5-HT2, lo que aporta nuevas ideas para el tratamiento.
Varios mecanismos psicológicos pueden influir en el desarrollo y mantenimiento de los problemas de juego. Estos pueden incluir una menor sensibilidad en el procesamiento de recompensas y algunas personas pueden usar el juego como una forma de escapismo. Además, los jugadores pueden desarrollar sesgos cognitivos, como la ilusión de control y el exceso de confianza.
La adicción al juego afecta todos los aspectos de la vida de un individuo, desde la situación financiera hasta las relaciones interpersonales e incluso las decisiones de vida. ¿Pueden los jugadores problemáticos encontrar soluciones adecuadas ante la gran presión que soportan ellos mismos y sus familias?