¿Alguna vez ha experimentado debilidad repentina en las piernas? ¡Esto podría ser una señal de advertencia de CIDP! La polineuropatía desmielinizante inflamatoria crónica (PDIC) es una enfermedad autoinmune adquirida que afecta principalmente al sistema nervioso periférico. La enfermedad se caracteriza por debilidad muscular progresiva y disfunción sensorial, que a menudo comienza en las piernas y afecta progresivamente a otras áreas.
La PDIC a veces se denomina polineuropatía crónica recurrente o polineuropatía desmielinizante inflamatoria crónica porque afecta las raíces nerviosas. Los síntomas de esta enfermedad son similares al síndrome de Guillain-Barré, que se considera la contraparte aguda de esta enfermedad.
Las manifestaciones tradicionales de PDIC incluyen debilidad progresiva y simétrica de las extremidades y pérdida de sensibilidad, que generalmente comienza en las piernas. Los pacientes informan dificultades con las actividades diarias como sentarse, caminar, subir escaleras e incluso caerse. La afectación de las extremidades superiores puede provocar problemas para agarrar objetos, atarse los zapatos y utilizar utensilios para comer.
La debilidad muscular es una característica clínica esencial en pacientes con PDIC, a diferencia de la mayoría de las otras polineuropatías distales.
La PDIC se considera una enfermedad autoinmune que daña la mielina, la membrana protectora de los nervios. Los primeros síntomas incluyen "hormigueo" o entumecimiento en las extremidades, calambres frecuentes en las piernas, pérdida de reflejos y temblores musculares. Esta enfermedad es extremadamente rara, pero a menudo se pasa por alto y se diagnostica erróneamente debido a la heterogeneidad de las manifestaciones clínicas y electrofisiológicas.
Ciertos factores pueden aumentar el riesgo de PDIC, como la infección por VIH. Los estudios han demostrado que entre los pacientes con PDIC, alrededor del 32% tenía antecedentes de infección dentro de las 6 semanas anteriores a la aparición de los síntomas neurológicos. Otros posibles desencadenantes incluyen infecciones intestinales o del tracto respiratorio superior inespecíficas.
Aunque la PDIC es relativamente rara, sus diversos síntomas hacen que el diagnóstico y el tratamiento tempranos sean importantes para prevenir daños irreversibles a los nervios.
El diagnóstico de PDIC generalmente se basa en un examen neurológico clínico y un examen electrofisiológico. Los pacientes pueden desarrollar una polineuropatía desmielinizante independiente de la longitud con el tiempo. El examen electrofisiológico muestra una disminución de la velocidad de conducción nerviosa y un posible bloqueo de la conducción.
También se pueden utilizar otras herramientas de diagnóstico, como la resonancia magnética y la biopsia nerviosa, para confirmar la presencia de la enfermedad y descartar otras afecciones con síntomas similares.
El tratamiento de primera línea para la PDIC es la inmunoglobulina intravenosa y otros tratamientos incluyen esteroides y recambio plasmático. Los estudios han demostrado que la terapia con inmunoglobulinas subcutáneas es similar en seguridad y eficacia a la administración intravenosa y tiene menos efectos secundarios. Para los pacientes con PDIC grave, a veces se considera el autotrasplante de células madre hematopoyéticas, que en algunos casos puede conducir a una remisión a largo plazo.
Al igual que la esclerosis múltiple, los efectos de la PDIC varían de un paciente a otro, con patrones de recaídas y remisiones muy variables. El diagnóstico y el tratamiento tempranos son cruciales, pero muchos pacientes quedan con secuelas graves y una calidad de vida reducida. Fundamentalmente, establecer una buena relación médico-paciente es importante para el manejo de los síntomas.
A medida que aumenta gradualmente la conciencia sobre la PDIC, los expertos piden una mayor conciencia social sobre la enfermedad para promover el diagnóstico temprano y el acceso al tratamiento.
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