En la madrugada del 30 de julio de 2024, se produjo una serie de deslizamientos de tierra fatales en la región de Wayanad en Kerala, India, que mataron a 254 personas, hirieron a 397 y desaparecieron 118 personas, lo que lo convirtió en el deslizamiento de tierra más mortífero en la historia de el estado. Uno de los desastres naturales más mortíferos. El deslizamiento de tierra fue causado por lluvias intensas y persistentes que provocaron el colapso de la pendiente, destruyendo las aldeas de abajo. El desastre reveló las múltiples crisis que enfrenta la región: no sólo el clima extremo, sino también el daño ambiental y la mala planificación del uso de la tierra.
Muchas agencias gubernamentales, incluidas las fuerzas armadas, la Fuerza Nacional de Respuesta a Desastres (NDRF) y voluntarios, han lanzado operaciones de rescate masivas para buscar sobrevivientes.
Situado en los Ghats occidentales, Wayanad tiene un terreno montañoso e intrincado. Según la evidencia geológica, la formación de esta zona está relacionada con la desintegración del antiguo supercontinente Gondwana. La base del sitio es de basalto, ideal para la conservación del suelo y el agua. Sin embargo, los patrones de lluvia locales ponen a estas áreas en riesgo de deslizamientos de tierra. Según el documento de mitigación de desastres del gobierno de Mepadi de 2020, varias aldeas de la región fueron marcadas como áreas de alto riesgo propensas a deslizamientos de tierra e inundaciones repentinas, especialmente durante la temporada de lluvias.
Según los datos meteorológicos, en Wayanad se acumularon 372,6 mm de lluvia en las 48 horas previas al deslizamiento de tierra. En este contexto, el gobierno local comenzó a reubicar a los residentes que viven en zonas de alto riesgo en campos de ayuda el 29 de julio. Sin embargo, a pesar de que el gobierno emitió una advertencia de deslizamiento de tierra, muchos residentes optaron por quedarse en sus casas.
Muchos residentes todavía dormían cuando se produjo el desastre. Según relatos de testigos presenciales, dos pueblos fueron tragados por deslizamientos de tierra repentinos casi de la noche a la mañana.
A las 2:17 am, la primera ola de deslizamientos de tierra ocurrió cerca del río Punnappuzha, seguida por la segunda ola de deslizamientos de tierra a las 04:10, que inmediatamente provocó una inundación a gran escala y arrasó por completo la aldea de Chulamala.
El impacto de este desastre fue de gran alcance, con más de 420 personas muertas y 397 heridas, lo que provocó que un gran número de familias perdieran sus medios de vida. Según datos oficiales, fueron asesinados todos los miembros de 17 familias. Además, el deslizamiento de tierra también dañó alrededor de 1.555 casas y afectó a 290 tiendas, causando pérdidas económicas de 2.500 millones de rupias indias (alrededor de 32 millones de dólares estadounidenses).
Además de personas, el deslizamiento de tierra también causó pérdidas de ganado, con casi 150 cabezas de ganado vacuno y 75 cabras muertas.
En respuesta a esta emergencia, el Ministerio de Defensa de la India y los gobiernos locales lanzaron rápidamente un plan de rescate multifacético. Desde el 31 de julio, casi 4.000 trabajadores humanitarios han sido enviados a la zona del desastre. Todas las partes, incluido el ejército, la fuerza aérea y los voluntarios, invirtieron rápidamente en las labores de rescate y establecieron 93 campamentos de socorro.
Gracias a los esfuerzos del personal de socorro en casos de desastre, más de 10.000 residentes han sido ubicados de forma segura en campos de socorro en casos de desastre, brindando el apoyo de supervivencia que tanto necesitan aquellos residentes que perdieron sus hogares.
Después del desastre, el gobierno llevó a cabo una investigación y un análisis exhaustivos de la zona del desastre. Los expertos creen que el deslizamiento de tierra se produjo no sólo por las precipitaciones extremas, sino también por daños ambientales a largo plazo, el uso incorrecto del suelo debido a la urbanización y la falta de códigos de construcción eficaces. Muchos académicos han comenzado a pedir que se mejoren los estándares de construcción en áreas con riesgo de deslizamientos de tierra y se fortalezca la protección de los recursos forestales.
En el futuro, cómo lograr el desarrollo económico y al mismo tiempo proteger el medio ambiente natural se convertirá en un tema que los gobiernos locales y los residentes deberán afrontar juntos.
Con las lecciones aprendidas de este desastre, no podemos evitar pensar: ¿Podemos evitar que tragedias similares vuelvan a ocurrir en el futuro, en lugar de llevar a cabo rescate y reflexión después del desastre?