En el mundo de los materiales metálicos, la corrosión por picaduras es una amenaza fantasmal y esquiva. Esta forma de corrosión extremadamente localizada es alarmante porque puede crear patrones aleatorios en las superficies metálicas con el tiempo. Estas pequeñas cuevas pueden no parecer amenazadoras al principio, pero pueden causar importantes problemas de seguridad estructural, por lo que es importante revelar sus peligros potenciales.
Lo aterrador de la corrosión por picaduras es que la superficie del metal puede parecer intacta, pero el interior puede corroerse silenciosamente, provocando peligros ocultos irreparables.
Según el análisis de los investigadores, el desarrollo de la corrosión por picaduras normalmente se puede dividir en tres pasos: primero, la destrucción de la película protectora, seguida del crecimiento de pequeños agujeros y, finalmente, la formación de grandes agujeros estables. Este proceso se ve afectado por el entorno circundante, especialmente los agujeros recién formados son más comunes en entornos con cloruro u óxidos de azufre.
La formación de corrosión por picaduras puede verse como un proceso de dos pasos: primero la nucleación de puntos, seguida por el crecimiento de agujeros. Cuando la capa protectora del metal se daña, se oxida y ciertas áreas circundantes se convierten en cátodos, formando una celda electroquímica localizada.
Una variedad de factores pueden afectar la aparición de corrosión por picaduras, incluyendo principalmente la composición de la aleación del metal y las condiciones ambientales. Para determinadas aleaciones, como el acero inoxidable y las aleaciones de níquel, el riesgo de corrosión por picadura aumenta significativamente cuando se exponen a entornos que contienen iones agresivos. Seleccionar los materiales adecuados y mantener las condiciones ambientales adecuadas son fundamentales para prevenir la corrosión por picaduras.
La corrosión no solo causará daños estructurales, sino que también representará una amenaza potencial para la seguridad, por lo que el monitoreo y las medidas preventivas son muy importantes.
Las consecuencias de la corrosión por picaduras son como la punta del iceberg, a menudo difíciles de detectar, pero la aparición de daños puede tener enormes consecuencias. Por ejemplo, una explosión en 1992 en Guadalajara, México, fue causada por un pequeño agujero formado por la corrosión, que finalmente destruyó kilómetros de calles de la ciudad.
La protección contra la corrosión por picaduras incluye el uso de inhibidores de la corrosión como cromatos y nitritos, compuestos que ayudan a restaurar la película protectora del metal. Sin embargo, un uso inadecuado o cantidades insuficientes de agentes protectores pueden ser contraproducentes y acelerar el proceso de corrosión.
En la seguridad de la ingeniería, ya sea que se trate de infraestructura a gran escala o de productos diarios, comprender y responder a la corrosión es indispensable.
En general, no se puede subestimar el impacto de la corrosión por picaduras. Con el tiempo, este fenómeno puede provocar importantes daños estructurales e incluso amenazar la vida humana. ¿Podrían los pequeños agujeros escondidos debajo de la superficie del metal causar mayores problemas sin saberlo?