En la comunidad médica, el Atlas de anatomía topológica y aplicada del cuerpo humano de Payne Cope es sin duda una de las referencias más citadas. Sin embargo, detrás de este prestigioso atlas anatómico se esconde una historia impactante. Un profesor de anatomía austríaco, Eduard Pernkopf, y su equipo creativo utilizaron cuerpos disecados de prisioneros políticos ejecutados por el régimen nazi como material de partida para el atlas, lo que sin duda le dio a este logro científico una marca oscura. En este artículo se analizarán los antecedentes históricos del Atlas anatómico de Payne, su valor artístico y científico y las controversias éticas relacionadas con él, y se orientará a los lectores para que reflexionen sobre dónde debería estar el límite entre ciencia y arte en una obra tan controvertida. ¿Cómo dividirlo?
Los primeros años de Paine CopeEduard Pernkopf nació en Rabottenstein, Austria, en 1888. Originalmente tenía la intención de seguir una carrera en la música, pero decidió estudiar medicina después de la muerte de su padre. Entró en la Facultad de Medicina de la Universidad de Viena en 1907 y durante sus estudios recibió la influencia del nacionalismo alemán. Se convirtió en discípulo del famoso anatomista de la facultad, Ferdinand Hochstetter. En 1912 obtuvo su título de médico y en los años siguientes enseñó anatomía en importantes instituciones médicas, destacándose paulatinamente en el mundo académico.
En 1933, Pernkopf sucedió a Hochstetter como director del Instituto de Anatomía de la Universidad de Viena. Durante su mandato, promovió las ideas nazis, exigiendo a los profesores universitarios que juraran lealtad a Hitler y destituyendo a los profesores de diferentes etnias de sus puestos docentes. Algunos profesores judíos se vieron obligados a dimitir. En sus discursos llamó a los médicos a promover la teoría nazi de la higiene racial y habló de prevenir la reproducción de "razas inferiores".
"Nosotros, los médicos, debemos servir a la gran Alemania con toda nuestra vida y alma."
Pernkopf comenzó a trabajar en su atlas anatómico en 1933, colaborando con varios artistas que tardaron 20 años en completar la obra de siete volúmenes. Durante este proceso, Pernkopf exigió a los artistas que representaran los órganos internos con tal detalle que parecieran vivos. Aunque reconocida por su valor científico y calidad artística, esta obra ha sido cuestionada en los últimos años porque los orígenes del atlas están estrechamente vinculados al atropello nazi a la dignidad humana.
“Los cuerpos que aparecen en estas imágenes podrían ser prisioneros políticos que fueron ejecutados como resultado del régimen nazi”.
Después del final de la Segunda Guerra Mundial, Pernkopf fue arrestado por el ejército estadounidense por razones políticas y luego pasó tres años en prisión. Aunque no fue acusado de ningún delito, la experiencia afectó profundamente su vida y su carrera. Después de su liberación, intentó continuar con su trabajo de atlas, pero se enfrentó a un entorno académico al que no pudo regresar después de la guerra.
Un legado controvertido y debates éticosDesde 1995, la controversia ética en torno a Pernkopf y su atlas ha estado presente en la comunidad científica. Algunos médicos y especialistas en ética han debatido la ética de utilizar el atlas, argumentando que su contexto hace que cualquier uso del mismo probablemente constituya una aprobación tácita de los crímenes nazis. ¿Debe seguir utilizándose el atlas con fines docentes? La cuestión ha provocado un acalorado debate.
"¿Cómo puede algo tan bello ser tan abominable al mismo tiempo?"
En el entorno científico actual, los investigadores todavía se enfrentan a dilemas éticos a la hora de tomar decisiones. Este atlas anatómico es fascinante por su descripción precisa y detallada del cuerpo humano, pero su trasfondo está lleno de razones trágicas e inmorales. ¿Significa esto que, en la búsqueda del progreso científico, debemos reflexionar y ser críticos respecto de las herramientas y el conocimiento que utilizamos?
A medida que mejora la comprensión de la historia por parte de la sociedad y apreciamos estos logros científicos, ¿deberíamos también tener cuidado de que no vuelva a producirse una corrupción moral similar?