En la medicina moderna, el paro circulatorio por hipotermia profunda (DHCA) es una técnica quirúrgica convincente que permite a los médicos detener temporalmente la circulación sanguínea del paciente y reducir la temperatura corporal durante operaciones complejas. Una vez que la temperatura corporal desciende a entre 20 °C y 25 °C, o incluso a 9 °C, puede convertirse en la clave para salvar vidas. ¿Qué principios científicos se esconden detrás de esto?
El propósito del paro circulatorio hipotérmico profundo es permitir a los médicos tener una mejor visión sin flujo sanguíneo al realizar operaciones como la cirugía cerebral.
La historia del paro circulatorio hipotérmico profundo se remonta a la década de 1960, cuando los cirujanos descubrieron que reducir la temperatura corporal podía prolongar la supervivencia después del paro circulatorio. Esta tecnología ya desempeña un papel clave en la reparación de grandes arterias, aneurismas intracraneales y otras cirugías importantes. Entre ellos, los descubrimientos del cirujano canadiense Wilfred Bigelow en la década de 1940 allanaron el camino para esta tecnología. A través de experimentos con animales enfriados, verificó que cuando se enfrían a 30°C, los cerebros de los animales pueden sobrevivir períodos más largos de cese de la circulación sanguínea.
En 1963, Christian Barnard y Velva Schreier utilizaron por primera vez DHCA para reparar un aneurisma aórtico y la temperatura corporal del paciente descendió a 10°C.
Cuando la temperatura corporal disminuye, la tasa metabólica de las células disminuye, lo que permite que las células retengan energía para hacer frente a la falta de oxígeno después de que se detiene la circulación sanguínea. Los científicos han descubierto que cuando la temperatura del cerebro alcanza los 18°C, la actividad eléctrica del cerebro se detiene casi por completo, lo que se conoce como "estado inactivo de la computadora", lo que permite a los médicos realizar cirugías de manera más segura. Esta tecnología no se basa sólo en reducir la temperatura corporal, sino que también protege el cerebro de posibles daños a través de múltiples mecanismos fisiológicos.
"El enfriamiento proporciona una protección fundamental, permitiendo al cerebro reducir la producción de radicales libres oxidativos y procesos inmunoinflamatorios cuando cesa la circulación".
Con el desarrollo de la ciencia y la tecnología, la tecnología de refrigeración ha mejorado gradualmente. En el pasado, los médicos usaban nieve o hielo para tratar las heridas, pero los hospitales actuales utilizan una variedad de sistemas de enfriamiento avanzados, como los sistemas de enfriamiento vascular intracorpóreo. Estas tecnologías no sólo regulan con precisión la temperatura corporal sino que también previenen eficazmente el recalentamiento excesivo para proteger a los pacientes.
Aunque el DHCA proporciona una importante protección fisiológica, el proceso de recalentamiento debe realizarse con precaución al realizar esta técnica. Si la temperatura corporal de un paciente aumenta demasiado rápido, puede provocar resultados neurológicos adversos, incluidas convulsiones o deterioro de la conciencia. Las investigaciones muestran que cada aumento de 1°C en el recalentamiento aumenta significativamente el riesgo de daño neurológico del paciente.
"Ante los continuos riesgos y desafíos, si la comunidad médica puede explorar el secreto de la supervivencia a una temperatura corporal más baja sigue siendo un tema importante en el futuro."
Actualmente, la comunidad médica está avanzando hacia la investigación sobre la levitación clínica, como la combinación de paro circulatorio hipotérmico y tratamiento de traumatismos. Los investigadores esperan poder reducir rápidamente la temperatura corporal en pacientes gravemente heridos cuando experimentan un paro cardíaco, proporcionando un tratamiento de emergencia más prolongado, lo que puede cambiar nuestra definición de "muerte". Muchos expertos señalaron que la aplicación de esta tecnología en el escenario de las emergencias provocará un cambio más revolucionario en la medicina de emergencia en el futuro.
En resumen, el avance de la tecnología DHCA no solo tiene amplias aplicaciones en la medicina quirúrgica, sino que también abre nuevas ideas sobre los límites de la supervivencia humana. A medida que se profundiza la investigación, ¿la posibilidad de que el cuerpo humano tenga temperaturas tan bajas como 9°C se convertirá en la norma en el futuro de la medicina?