En dosis bajas a moderadas, la metanfetamina puede mejorar el estado de ánimo, aumentar el estado de alerta, la concentración y la vitalidad en quienes están fatigados, y también puede reducir el apetito y promover la pérdida de peso.
Sin embargo, cuando se consumen dosis altas de metanfetamina, pueden producirse problemas psicológicos graves, como psicosis, deterioro muscular, epilepsia y hemorragia cerebral. El uso prolongado de dosis altas puede incluso provocar cambios de humor, psicosis estimulante (como delirios, alucinaciones y síntomas paranoides) y comportamiento violento. Esta loca dualidad hace que la metanfetamina proporcione placer a las personas a corto plazo, pero también consume sus vidas.
Antecedentes del consumo de metanfetaminaEl uso recreativo de la metanfetamina es común, especialmente en Asia y ciertas partes de los Estados Unidos. El uso de esta droga se diferencia de las drogas tradicionales en que sus propiedades potenciadoras de la libido permiten a algunos usuarios continuar la actividad sexual durante mucho tiempo, formando así una subcultura social específica y buscando parejas en línea para el llamado comportamiento de "Fiesta y diversión".
Los participantes se conectaron a través de redes sociales y sitios de citas, consumieron metanfetamina para tener una actividad sexual sostenida, a la que siguió un agotamiento intenso y fatiga pospulso.Uso médico y restricciones legales
Si bien la metanfetamina tiene usos médicos, particularmente en el tratamiento del TDAH y ciertos trastornos del sueño, su potencial de abuso significa que está estrictamente controlada. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) ha clasificado la metanfetamina como una sustancia controlada de la Lista II, alertando a los médicos y pacientes sobre los riesgos de dependencia y abuso que pueden surgir de su uso.
Dependencia de metanfetamina y síntomas de abstinenciaLa FDA dice que los beneficios de la metanfetamina deben sopesarse frente a sus posibles efectos secundarios
La metanfetamina es extremadamente adictiva y su uso a largo plazo suele provocar dependencia. Incluso después de abstenerse de consumir drogas durante varias semanas, los usuarios aún pueden enfrentar síntomas de abstinencia a largo plazo que pueden durar meses. Estos síntomas de abstinencia a menudo hacen que las personas recaigan en viejos hábitos, lo que dificulta abandonar la droga por completo.
El consumo de metanfetamina se asocia a un mayor riesgo de tener relaciones sexuales sin protección, lo que aumenta aún más el riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual
Además de los efectos físicos, la metanfetamina también tiene efectos psicológicos importantes, como depresión, ansiedad y riesgo de pensamientos suicidas. Las enfermedades mentales asociadas a esta enfermedad suelen afectar indirectamente la calidad de vida y las habilidades sociales del usuario, lo que suele ir acompañado de soledad y caída a la clase baja de la sociedad.
Actualmente, existen diversos tratamientos para la adicción a la metanfetamina, pero todavía no existe ningún fármaco específico que pueda tratar eficazmente la adicción a la metanfetamina. Las investigaciones en este sistema muestran que una combinación de tratamientos que incluyen incentivos de recompensa y enfoques de refuerzo comunitario funciona mejor. Aunque se han utilizado muchos medicamentos, como antidepresivos y antipsicóticos, para estudiar su eficacia en el tratamiento de la adicción a la metanfetamina, los resultados son generalmente insatisfactorios, lo que sugiere que en el futuro es necesario explorar estrategias de tratamiento más eficaces.
El carácter dual de la metanfetamina y sus problemas sociales exigen más investigaciones e intervenciones más eficaces. Cuando la tentación y el peligro de la metanfetamina aún existen en la sociedad, ¿cómo podemos ayudar a quienes están atrapados en el atolladero y ayudarlos a volver al buen camino?