La combustión espontánea es un concepto macabro en el que el cuerpo humano se autoenciende sin ninguna fuente externa aparente de ignición. Aunque la existencia de este fenómeno aún no ha sido reconocida por la comunidad científica, algunos casos históricos y registros literarios aún hacen fascinante esta cuestión. Este artículo explorará los antecedentes, las características, las investigaciones científicas y las posibles explicaciones de la combustión espontánea en un intento de desentrañar este misterioso fenómeno.
El término combustión espontánea fue acuñado por primera vez por Paul Raleigh en 1746, describiendo la misteriosa muerte de la aristocrática Conlylia Zanki Bandy. Desde entonces, se han registrado muchos incidentes similares, que han atraído la atención generalizada de la comunidad médica y del público. Los científicos han intentado explorar la posibilidad de combustión espontánea desde varios ángulos, pero el consenso científico actual es que los casos de combustión espontánea a menudo involucran fuentes de ignición externas no detectadas.
Muchos casos de combustión espontánea comparten características comunes, entre ellas:
Las víctimas son en su mayoría alcohólicos crónicos, generalmente mujeres mayores. Los materiales combustibles que rodean sus cuerpos no sufren daños importantes y las cenizas que quedan después de que se queman los cuerpos tienen un fuerte hedor.
Estas características atrajeron la atención de los científicos, especialmente en la literatura médica temprana, donde se las consideró como resultado del abuso del alcohol.
En 1984, el investigador científico Joe Nickell y el analista forense John F. Fisher realizaron un estudio de dos años y medio de 30 casos de combustión espontánea entre 1725 y 1982. Su informe afirma que
"La combustión espontánea de cuerpos se encuentra a menudo cerca de fuentes legítimas de fuego, como velas, lámparas y chimeneas".
El estudio encontró que la mayoría de las víctimas en estos incendios no pudieron responder eficazmente y sufrieron quemaduras por los materiales inflamables que las rodeaban.
Posibles explicacionesEn la actualidad, en la comunidad científica se cree en general que la combustión espontánea suele ir acompañada de alguna fuente externa de fuego y que la verdadera combustión espontánea es un fenómeno muy poco probable. En muchos casos, las víctimas padecen discapacidades físicas, como:
“Las personas mayores u obesas pueden provocar un incendio accidentalmente si no pueden moverse”.
Por ejemplo, el acto de fumar puede provocar que la ropa que la rodea se incendie, y la grasa corporal proporciona la energía necesaria para continuar la quema.
Si bien la comunidad científica sigue siendo escéptica respecto de la combustión espontánea, se han propuesto varias teorías alternativas que complican aún más la cuestión. Por ejemplo, algunas personas mencionaron que el "estrés psicológico" podría ser una de las causas de la combustión espontánea, o los científicos incluso propusieron la existencia de algunas partículas no confirmadas. Esta situación nos obliga a pensar dónde está la frontera entre la ciencia y los fenómenos misteriosos.
La combustión espontánea se menciona a menudo en la literatura y la cultura popular, desde los personajes atrapados por la muerte en Bleak Hill de Charles Dickens hasta las películas modernas que presentan muertes inesperadas aparentemente inexplicables. La duradera popularidad de este tema no sólo muestra la preocupación humana inherente por la muerte y el misterio, sino que también plantea preguntas sobre si este fenómeno realmente existe.
Ante un fenómeno tan misterioso, no podemos evitar preguntarnos: en un campo que la ciencia no puede explicar, ¿deberíamos conectar todos los fenómenos posibles para buscar una comprensión más completa?