En psicología, el comportamiento manipulador se define como un comportamiento destinado a influir o controlar a otra persona, a menudo de manera inadecuada o injusta, con el fin de lograr un beneficio personal. Los medios de este tipo de manipulación incluyen la tentación, la sugestión, la coerción y el chantaje, etc., y en última instancia logran el resultado de hacer que otros se rindan. Aunque el comportamiento manipulador generalmente se considera una forma deshonesta de influencia social, los humanos tienen un potencial psicológico para la manipulación y el engaño y, al mismo tiempo, las manifestaciones de comportamiento manipulador a menudo están impulsadas por rasgos de personalidad individuales o trastornos de la personalidad.
La motivación subyacente para el comportamiento manipulador suele ser el interés propio, pero ciertos estilos de influencia social también pueden presentar intenciones que benefician a otros.
Existe una clara distinción entre comportamiento manipulador e influencia o persuasión general. La manipulación a menudo implica explotar la vulnerabilidad de un individuo, mientras que las influencias no manipuladoras generalmente se consideran inofensivas. La persuasión se refiere a la capacidad de influir en otros para que realicen una determinada acción en una situación específica. Esta influencia suele estar relacionada con las creencias, motivaciones o comportamientos de un individuo.
El comportamiento manipulador utiliza principalmente ciertas estrategias sociales para perseguir objetivos personales, a menudo a expensas de los demás, y por lo tanto se considera un comportamiento antisocial. Ciertas características, como baja empatía, alto narcisismo y un estilo de racionalización egocéntrico, prevalecen en las manifestaciones de comportamiento manipulador. El comportamiento manipulador a menudo aprovecha las siguientes vulnerabilidades:
Refuerzo positivo: incluye elogios, encanto superficial, simpatía (como lágrimas falsas), disculpas excesivas, dinero, aprobación, obsequios y atención.
Refuerzo negativo: Recompensar a la víctima sacándola de una situación negativa.
Además, el controlador también puede utilizar el "efecto gaslighting" para hacer que la víctima cuestione su propio sentido de la realidad, o crear un clima de miedo y sospecha reforzando intermitentemente el comportamiento. Estos métodos impiden que la víctima emita juicios independientes y, en última instancia, quedan completamente bajo el control del manipulador.
La estrategia para identificar el comportamiento manipulador radica en reconocer señales y técnicas de comportamiento específicas. La manipulación emocional, la manipulación de la culpa, el bombardeo amoroso, etc. son tácticas negativas comúnmente utilizadas por los manipuladores. Las señales de alerta conductuales que identifican el comportamiento manipulador incluyen: la inconsistencia del manipulador en palabras y hechos, elogios excesivos e intentos de aislar a la víctima de familiares y amigos.
Cuando el comportamiento manipulador alcanza el nivel de acoso o abuso, es necesario buscar asesoramiento legal y aplicar las medidas de protección adecuadas.
Establecer límites saludables es una forma eficaz de prevenir la manipulación. Esto requiere enfatizar la definición de límites a través de la comunicación verbal y practicar la asertividad. Además, mejorar la autoconciencia, desarrollar la autoestima, buscar apoyo social y aprender conocimientos relevantes para controlar el comportamiento puede mejorar eficazmente las capacidades de autoprotección.
El comportamiento manipulador es de hecho el resultado de la interacción entre las características personales y el entorno. Entonces, en el entorno en el que vives, ¿puedes ver la verdad y los métodos detrás del comportamiento manipulador?