El dolor reflejado, o dolor referido, ocurre cuando el dolor se percibe en un lugar diferente de la fuente del estímulo doloroso. Si tomamos como ejemplo la enfermedad cardíaca, la angina puede provocar que el dolor se sienta en el lado izquierdo del cuello, el hombro izquierdo o la espalda, en lugar de en el corazón. Este fenómeno ha sido propuesto desde hace mucho tiempo en la comunidad médica, pero su mecanismo biológico sigue siendo un misterio. Los científicos han realizado muchos estudios en este campo para intentar explicar la causa raíz del dolor reflejo.
El dolor reflejo se ha descrito desde la década de 1880, pero incluso con una creciente literatura que explora el tema, sus mecanismos biológicos siguen siendo en gran medida desconocidos.
Las características del dolor reflejo están relacionadas con la intensidad y duración del dolor, y la zona del dolor varía dependiendo de estos factores. En pacientes con dolor musculoesquelético crónico, el área refleja de dolor bajo estimulación experimental se agranda, lo que rara vez se observa en individuos sanos.
Muchos pacientes experimentan dolor en el mismo lado del cuerpo que puede atribuirse erróneamente al punto dolorido, pero este no siempre es el caso.
Actualmente existen varias propuestas diferentes para los mecanismos del dolor reflejo. La teoría clásica sostiene que las fibras sensoriales del dolor de las vísceras viajan a lo largo de los nervios simpáticos hasta la médula espinal y que sus cuerpos celulares están ubicados en los ganglios torácicos. Cuando el dolor se produce en el corazón, la médula espinal interpreta erróneamente este dolor como un dolor que proviene de la pared del cuerpo. Es por esto que una persona puede sentir dolor en el corazón que se irradia hacia el lado izquierdo de la mandíbula o el brazo y no pensar conscientemente que es un dolor causado por un problema en un órgano interno.
Este fenómeno se llama "proyección convergente", que establece que las fibras nerviosas sensoriales de los tejidos convergen en la misma neurona espinal, creando la ilusión de dolor.
El fenómeno del dolor reflejo tiene implicaciones importantes para el diagnóstico médico. Por ejemplo, en pacientes con enfermedades cardíacas, cuando se produce un dolor reflejo específico, el personal médico puede localizar la causa con mayor precisión. Además, en algunas terapias de ejercicios también se ha observado la centralización del dolor reflejo, lo que se refiere al proceso del dolor que se mueve de distal a proximal, lo que aporta nuevas ideas para el tratamiento.
El fenómeno de centralización puede ayudar a los médicos a determinar si el dolor de un paciente es causado por daño en los huesos o los nervios, evitando así cirugías innecesarias.
Aunque se han logrado algunos avances en el estudio del dolor reflejo, todavía quedan muchas incógnitas. Estudios recientes han demostrado que ciertas técnicas de neuroimagen (como la tomografía por emisión de positrones o la resonancia magnética funcional) pueden visualizar las vías de procesamiento neuronal implicadas en el dolor reflejo. Estas técnicas podrían permitir a los científicos comprender mejor la conexión entre el dolor visceral y la percepción del dolor externo.
Una mayor exploración del dolor reflejo puede conducir al desarrollo de nuevos tratamientos y herramientas de diagnóstico, lo que nos entusiasma respecto del futuro.
El sistema de dolor del cuerpo humano es tan complejo que, ¿por qué a veces confundimos el dolor en los órganos internos con el dolor en otras partes del cuerpo? ¿Puede esto hacernos reflexionar más sobre la naturaleza del dolor y la dirección del desarrollo médico?