Las bacterias anaeróbicas son un tipo de bacterias que solo pueden sobrevivir en ambientes anaeróbicos o microaeróbicos. Estas bacterias suelen formar parte de la flora normal de la piel y las superficies mucosas humanas, pero cuando ingresan a otras partes del cuerpo o crecen demasiado en condiciones adversas, pueden causar infecciones. En ocasiones, estas infecciones pueden causar problemas de salud graves e incluso poner en peligro la vida.
Las bacterias anaeróbicas generalmente no crecen en medios convencionales, por lo que cuando se produce una infección, a menudo se pasa por alto su presencia, lo que provoca retrasos en el diagnóstico y el tratamiento.
Los anaerobios se pueden dividir en dos categorías: anaerobios obligados y anaerobios facultativos. Los primeros se inhibirán cuando el oxígeno supere el 0,5%, mientras que los segundos pueden crecer en un ambiente aeróbico o anaeróbico. Esta adaptabilidad permite que las bacterias anaeróbicas sobrevivan en una variedad de entornos y son una de las principales causas de numerosas infecciones.
Las bacterias anaerobias clínicamente importantes provienen principalmente de las siguientes categorías: bacilos gramnegativos que incluyen seis géneros (como Bacteroides, Prevotella y Fusobacterium) y cocos grampositivos (como Peptostreptococcus spp.). Estas bacterias suelen surgir en el contexto de múltiples infecciones, especialmente si las muestras se recogen y transportan de forma inadecuada, lo que dificulta mucho su detección.
Debido a la lenta tasa de crecimiento de las bacterias anaeróbicas, el diagnóstico a menudo se retrasa, lo que es muy perjudicial para el tratamiento oportuno. Especialmente en el caso de infecciones mixtas, la detección precisa de patógenos es fundamental. Los diferentes sitios de infección también tienen diferentes tasas de recuperación de bacterias anaeróbicas. Estas bacterias se encuentran comúnmente en infecciones en el cerebro, el sistema nervioso central, el tracto respiratorio y la cavidad abdominal.
"Muchas bacterias anaeróbicas causan infecciones en la médula espinal y el cerebro. Las fuentes más comunes incluyen infecciones crónicas de los oídos periféricos, los senos nasales y el sistema del habla".
Los síntomas clínicos de las infecciones anaeróbicas son diversos y varían según el tipo de infección y el sitio de infección. Las infecciones en el sistema nervioso central, como los abscesos cerebrales, a menudo se originan en infecciones cercanas, como las de los oídos o los dientes, y pueden provocar dolores de cabeza, fiebre y déficits neurológicos. Las infecciones en los sistemas respiratorio y digestivo son igualmente comunes y la presencia de bacterias anaeróbicas puede provocar afecciones como neumonía o peritonitis.
Muchas infecciones anaeróbicas son de múltiples especies y, por lo tanto, estas infecciones a menudo requieren un tratamiento completo con antibióticos para cubrir todos los patógenos posibles. El tratamiento debe tener en cuenta la creciente resistencia de las bacterias anaeróbicas, lo que supone un desafío para el control de la infección.
"La selección eficaz de antibióticos para las infecciones anaeróbicas mixtas normalmente debe guiarse por pruebas patógenas."
En resumen, las bacterias anaeróbicas son capaces de causar infecciones graves en diversos entornos, especialmente cuando se retrasa el diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado. A menudo se ignora la existencia de estas bacterias, pero acechan y amenazan la salud de los pacientes. Ante tales desafíos, ¿tenemos suficiente comprensión y preparación para hacer frente a los riesgos que plantean las infecciones anaeróbicas?