En física atómica y química cuántica, la configuración electrónica se refiere a la distribución de electrones en orbitales atómicos o moleculares en átomos o moléculas (u otras estructuras físicas). Por ejemplo, la configuración electrónica de un átomo de neón es 1s2 2s2 2p6, lo que significa que las subcapas 1s, 2s y 2p están ocupadas por dos, dos y seis electrones respectivamente. Comprender la diversidad de configuraciones electrónicas no solo ayuda a comprender la estructura de la tabla periódica de elementos, sino que también ayuda a describir los enlaces químicos entre los átomos.
La configuración electrónica puede verse como cada electrón que se mueve de forma independiente en un campo promedio creado por el núcleo y otros electrones.
No sólo eso, sino que la disposición de estos electrones también revela por qué ciertos elementos son químicamente particularmente estables. El neón tiene una disposición electrónica inusualmente perfecta entre muchos elementos, lo que lo convierte en un elemento químicamente muy inerte. Su característica especial es la capa electrónica completa, lo que hace que la reactividad del neón sea casi nula. Entonces, ¿cómo se formó este conjunto de configuraciones electrónicas?
En la historia de la ciencia, el concepto de configuración electrónica se basó por primera vez en el modelo de Bohr, aunque con el desarrollo de la mecánica cuántica, nuestra comprensión del comportamiento de los electrones ha mejorado. Una capa de electrones se refiere al conjunto de todos los estados permitidos que comparten el mismo número cuántico principal n. Por ejemplo, el neón tiene un número cuántico principal de 2 y hay ocho lugares en la capa que pueden albergar electrones. El número máximo de electrones que puede contener cada capa de electrones es 2n².
El número máximo de electrones por subcapa se calcula a partir de 2(2l + 1), lo que permite que la subcapa s contenga dos electrones y la subcapa p contenga seis.
Por lo tanto, los electrones en los átomos de neón no solo tienen propiedades independientes entre sí, sino que también mantienen una configuración estable, lo que los hace químicamente altamente inertes. Esto significa que el neón no puede reaccionar fácilmente con otros elementos porque no está dispuesto a cambiar su estructura electrónica perfecta. Esta configuración electrónica convierte al neón en uno de los gases nobles ideales.
La energía asociada con la configuración de los electrones del neón resulta de la energía de los orbitales en los que se encuentran estos electrones. La configuración más estable se llama estado fundamental y otras configuraciones son estados excitados. Para excitar la energía de los electrones es necesario absorber o liberar energía. Por ejemplo, en el gas neón, los átomos pueden excitarse a un estado de mayor energía bajo ciertas condiciones y regresar al estado fundamental mediante la emisión de luz.
Normalmente, cuando se excitan los átomos de neón, la luz producida adquiere un color específico, que se convierte en la característica identificativa de las lámparas de neón.
A través de este principio, las lámparas de neón se utilizan ampliamente con diferentes fines decorativos y de iluminación. Esto nos dice que la configuración electrónica del neón no sólo afecta directamente a sus propiedades químicas, sino que también ejerce influencia en la tecnología y el estilo de vida que nos rodea.
Históricamente, muchos científicos han hecho importantes contribuciones a la exploración de las configuraciones electrónicas. Inicialmente, la comprensión personal de la estructura electrónica se basó en antiguas teorías químicas y conceptos físicos. En 1919, Owen Langmuir propuso por primera vez en su artículo la disposición de los electrones en los átomos e introdujo la teoría de los círculos concéntricos de la estructura interna de los átomos. Esta teoría superó muchos problemas científicos no resueltos en ese momento.
Impulsado por varios pioneros, el estudio de las configuraciones electrónicas siguió avanzando hasta culminar en la teoría de la estructuración que conocemos hoy.
Estos antecedentes históricos nos permiten comprender que la especial configuración electrónica del neón no es un accidente, sino el resultado de un largo período de observación e investigación. Una estructura electrónica tan maravillosa nos lleva a pensar más profundamente: con el avance de la ciencia y la tecnología, ¿podremos comprender y cambiar estos principios químicos básicos?