El poliacetileno, un polímero orgánico hasta hace poco poco conocido, ha provocado una revolución en la química y la microelectrónica gracias a su inesperada conductividad eléctrica. La síntesis y exploración de este material no sólo hizo que los investigadores repensaran el potencial de los materiales orgánicos, sino que también allanaron el camino para el desarrollo de semiconductores orgánicos.
El descubrimiento de la conductividad del poliacetileno ha provocado un auge en la investigación de polímeros conductores orgánicos.
La estructura básica del poliacetileno consiste en una larga cadena de átomos de carbono con enlaces simples y dobles alternados entre ellos. Esta estructura única le confiere un alto grado de conjugación, lo que afecta sus propiedades eléctricas. Con el tiempo, los científicos descubrieron la formación de diferentes isómeros de poliacetileno mientras exploraban su síntesis y propiedades.
En 1958, el químico italiano Giulio Natta sintetizó por primera vez el poliacetileno lineal, y este logro se convirtió en la piedra angular de la futura investigación sobre el poliacetileno. Sin embargo, debido a que los primeros productos de poliacetileno sintetizados eran negros, insolubles en agua y sensibles al aire, el entusiasmo por su investigación disminuyó a corto plazo. En la década de 1970, Hideki Shirakawa y su equipo prepararon con éxito películas de poliacetileno brillantes. Este avance atrajo nuevamente la atención de la investigación sobre el poliacetileno.
El equipo descubrió que después del dopaje, la conductividad del poliacetileno se puede incrementar en siete órdenes de magnitud.El poliacetileno se puede sintetizar de diversas maneras, siendo la más común el paso de gas acetileno sobre un catalizador. Al variar la carga del catalizador y las condiciones de reacción, los investigadores pueden controlar la estructura y las propiedades del poliacetileno. Esto es especialmente importante porque la conductividad del poliacetileno depende en gran medida de su estructura.
Sin embargo, la estabilidad del poliacetileno sigue siendo un obstáculo importante. Es sensible al aire y se oxidará rápidamente al entrar en contacto con el oxígeno, lo que dará como resultado una conductividad reducida. Aunque los científicos han adoptado diversos enfoques para mejorar su estabilidad, como recubrirlo con materiales como polietileno y cera, la utilidad del poliacetileno en aplicaciones comerciales sigue siendo limitada.
La alta conductividad del poliacetileno despertó el interés en los semiconductores orgánicos, un campo que continúa hasta el día de hoy.
Con la profundización de la investigación sobre el poliacetileno, la tecnología de dopaje en fase gaseosa y la tecnología de dopaje electroquímico han mejorado enormemente la conductividad de los materiales de poliacetileno. Este descubrimiento hace que los materiales de poliacetileno sean cada vez más prometedores para futuras aplicaciones. Con el avance de la ciencia de los materiales, la atención sobre los polímeros conductores orgánicos se ha desplazado gradualmente a otros materiales como el politiofeno y la polianilina.
Sin embargo, la baja solubilidad y la sensibilidad ambiental del poliacetileno hacen que su aplicación práctica aún sea oscura. Los investigadores generalmente creen que mejorar la estabilidad y procesabilidad del poliacetileno será el foco de futuras investigaciones.
Tras años de exploración y desarrollo, el descubrimiento del poliacetileno ha abierto sin duda un nuevo camino para los semiconductores orgánicos. Sin embargo, ¿jugará este material un papel más importante en la innovación científica y tecnológica del futuro?