El esquisto bituminoso es una roca sedimentaria de grano fino rica en materia orgánica. Contiene principalmente cutina, un compuesto orgánico sólido del que se pueden extraer hidrocarburos líquidos. Además de la cutina, la pizarra bituminosa también incluye sustancias inorgánicas y betún. Según su entorno de depósito, la pizarra bituminosa se puede dividir en tipos marinos, lacustres y terrestres. A diferencia del esquisto bituminoso (petróleo compacto) de los pozos petroleros, el esquisto bituminoso se puede quemar directamente para usarlo como combustible, para generación de energía y calefacción urbana, o como materia prima para el procesamiento de materiales químicos y de construcción. Aunque el esquisto bituminoso puede ser una fuente abundante de petróleo, su desarrollo está sujeto a desafíos ambientales y económicos. Sólo Estonia y China tienen industrias sólidas de esquisto bituminoso.
Las estimaciones de 2016 sitúan las reservas mundiales de esquisto bituminoso en 600.500 millones de barriles de petróleo equivalente, sentando las bases para la importancia del esquisto bituminoso como potencial tesoro energético.
La estructura geológica del esquisto bituminoso es relativamente compleja. Como roca sedimentaria rica en materia orgánica, su composición mineral, composición química, edad y tipos de cutina son todos diferentes. Aunque existen recursos recuperables de esquisto bituminoso en todo el mundo, las reservas económicamente viables se concentran en unas pocas áreas, incluida la Formación Green River en Estados Unidos y China. Según los datos, la proporción de materia orgánica a materia mineral en el esquisto bituminoso maduro es de aproximadamente 0,75:5 a 1,5:5, lo que indica que su proporción de materia orgánica es menor que la del carbón.
En los tiempos modernos, los humanos han estado usando esquisto bituminoso como combustible desde tiempos prehistóricos, e incluso ya en el año 3000 d.C., el esquisto bituminoso se ha utilizado para construir carreteras y fabricar materiales de construcción. Con el tiempo, la aplicación del esquisto bituminoso ha seguido expandiéndose. Aunque muchos países han abandonado esta industria debido a los altos costos de procesamiento, todavía hay países como Estonia y China que están utilizando activamente el esquisto bituminoso para la generación de energía.
La minería y el procesamiento de esquisto bituminoso que generan problemas ambientales incluyen una serie de desafíos como el uso de la tierra, la eliminación de desechos, el uso del agua y las emisiones de gases de efecto invernadero.
El esquisto bituminoso se extrae principalmente mediante minería a cielo abierto o minería a cielo abierto. Entre estos métodos, el más común es la minería a cielo abierto, que puede ser combustión directa o procesamiento adicional para convertir la cutina en petróleo mediante un proceso de pirólisis química. Aunque técnicamente factible, el costo y el impacto ambiental de la extracción de este recurso se han convertido en factores importantes que restringen su desarrollo.
El desarrollo económico del esquisto bituminoso depende de si su coste de producción es inferior al precio del petróleo crudo. Según una encuesta de la empresa RAND, si la extracción de esquisto bituminoso se puede controlar entre 70 y 95 dólares por barril, se pueden lograr mejores beneficios económicos en el futuro. A medida que avanza la tecnología, se espera que los costos de minería disminuyan gradualmente a medida que se expande la escala de producción.
Aunque el potencial de desarrollo del esquisto bituminoso es enorme, aún es necesario resolver muchos desafíos durante su desarrollo y expansión, incluida la evaluación del impacto ambiental y las cuestiones de desarrollo sostenible. A medida que la demanda mundial de energía sigue aumentando y se desarrollan tecnologías de energía renovable, es posible que se reevalúe el papel del esquisto bituminoso. Con todos estos factores cambiando, ¿puede el esquisto bituminoso convertirse realmente en un componente confiable del ecosistema energético global?