Con el avance de la tecnología, siempre buscamos herramientas de diagnóstico más fáciles, de menor costo y más portátiles. En los últimos años, el desarrollo de tecnología de microfluidos basada en papel es una de las respuestas a esta necesidad. Esta tecnología se basa en las pruebas de flujo lateral tradicionales y revoluciona el diagnóstico médico al utilizar la acción capilar para permitir que los líquidos fluyan a lo largo de canales diseñados en un sustrato de papel poroso.
Los dispositivos de microfluidos basados en papel constan de una serie de fibras hidrófilas a través de las cuales se transportan los fluidos y, por tanto, se controlan de forma pasiva.
La arquitectura de un dispositivo de microfluidos de papel incluye principalmente entrada, canal, amplificador de flujo, resistencia al flujo, obstáculos y salida. Estos elementos trabajan juntos para permitir que el líquido fluya de manera eficiente dentro del dispositivo. La entrada inicial es un sustrato (generalmente celulosa) y los canales están compuestos por una red submilimétrica hidrófila que dirige el flujo de líquido.
El movimiento de fluidos en medios porosos como el papel se ve afectado por la permeabilidad, la geometría y los efectos de evaporación. La acción capilar juega un papel clave en este proceso. El líquido fluye automáticamente a través de la acción capilar sin presión externa. De hecho, el papel se convierte en el medio para transportar líquidos y, con un diseño preciso, se puede lograr un flujo estable de líquidos.
El flujo capilar durante el período de humectación se puede aproximar mediante la ecuación de Washburn y el flujo posterior es laminar.
Existen varios métodos para fabricar dispositivos de microfluidos a base de papel, incluida la impresión con cera, la impresión por inyección de tinta, la fotolitografía, etc. Cada una de estas técnicas tiene ventajas y desventajas, que van desde la producción rápida y de bajo costo de impresiones en cera hasta el diseño de fotolitografía de alta precisión, todas las cuales se esfuerzan por diseñar canales adecuados para el flujo de líquidos. La impresión con cera, por ejemplo, utiliza cera termofusible para crear canales en papel, lo que se puede realizar de forma rápida y rentable, aunque con una resolución más baja.
La aplicación de la tecnología de microfluidos en papel no se limita al diagnóstico médico, sino que también se extiende a áreas como las pruebas ambientales y la seguridad alimentaria. Debido a su naturaleza compacta y liviana, estos dispositivos son particularmente adecuados para su uso en entornos con recursos limitados. Es más, estos dispositivos basados en papel suelen costar menos que las tecnologías de microfluidos tradicionales, lo que los hace mucho más accesibles en todo el mundo.
Sin embargo, con tantas ventajas, cómo mejorar aún más la precisión y confiabilidad de esta tecnología en diversas aplicaciones sigue siendo un problema sin resolver.
En aplicaciones de diagnóstico, los dispositivos de microfluidos basados en papel están diseñados para producir dispositivos punto a punto fáciles de usar y de bajo costo que puedan operarse sin la asistencia de personal especializado. Esto no solo cumple con los estándares de demanda propuestos por la Organización Mundial de la Salud, sino que también ayuda a mejorar la eficiencia del diagnóstico en áreas remotas o con pocos recursos. Sin embargo, este dispositivo aún enfrenta dos desafíos importantes: uno es la aceptación del usuario y el otro es cómo simplificar el proceso de operación.
Aunque el potencial de la tecnología de microfluidos en papel es indudablemente enorme, su aplicación y popularización aún dependen de la innovación tecnológica continua y la mejora de la experiencia del usuario. ¿Cómo cambiarán los desarrollos futuros la forma en que se realiza el diagnóstico médico en nuestra vida diaria?