La piel humana es una línea de defensa natural que no sólo protege nuestros órganos internos de amenazas externas, sino que también sirve como hábitat para una variedad de microorganismos. El microbioma de la piel, y en particular el microbioma, tiene un profundo impacto en nuestra salud. Lo sepas o no, tu piel es el hogar de miles de microorganismos, principalmente bacterias y hongos. Las relaciones entre estos microorganismos pueden ser simbióticas, mutualistas o incluso, en ocasiones, dañinas.
Según las últimas investigaciones, el microbioma de tu piel afecta no solo la salud de tu piel, sino también tu metabolismo general y tu sistema inmunológico.
Los primeros métodos de investigación sobre la diversidad de bacterias de la piel se basaban en técnicas de cultivo microbiano, lo que condujo a una subestimación de las especies bacterianas presentes en la piel. Los métodos de investigación basados en los genes del ARN 16S muestran que en la piel hay casi mil tipos de microorganismos, incluidas varias categorías principales:
Estos microorganismos se distribuyen de forma diferente en las distintas zonas ecológicas de la piel, como las zonas grasas, las zonas húmedas y las zonas secas. Por ejemplo, el área de las glándulas sebáceas estaba compuesta principalmente por propionibacterias y estafilococos, mientras que el área húmeda estaba dominada por corinebacterias y estafilococos.
El papel de los hongosNo sólo hay bacterias, también hay muchos tipos de hongos en la piel. Por ejemplo, diferentes partes de la piel pueden albergar una mezcla de hongos como Candida albicans y otros hongos. Estudios han demostrado que los talones tienen la microbiota más rica, con aproximadamente 80 especies de comunidades de hongos, lo que demuestra la complejidad y diversidad de este entorno ecológico.
La microbiota de la piel puede ser comensal, mutualista o patógena, y los roles de estos microorganismos pueden cambiar dependiendo del estado del sistema inmunológico del huésped. Por ejemplo, Pseudomonas aeruginosa puede ser mutualista en condiciones normales, pero una vez que entra en el sistema sanguíneo, puede convertirse en un microorganismo patógeno y causar enfermedades.
Que nuestro microbioma cutáneo sea bueno o malo depende en última instancia de la salud de nuestra piel y de nuestro sistema inmunológico.
Las defensas de la piel incluyen no sólo la acción del microbioma, sino también la protección de una variedad de péptidos antimicrobianos naturales y un ambiente ácido. La piel produce péptidos antimicrobianos como las catelicidinas para controlar el crecimiento de microorganismos. La mayoría de los microorganismos de la piel son relativamente estables en un entorno ácido.
Un desequilibrio en el microbioma de la piel puede contribuir a una variedad de afecciones cutáneas, incluido el eczema, la rosácea y la psoriasis. La aparición de estas enfermedades suele estar directamente relacionada con la diversidad y composición del microbioma de la piel.
Debido al impacto del microbioma de la piel en la salud, es particularmente importante mantener el equilibrio microbiano. La limpieza excesiva y el uso de productos antibacterianos pueden alterar este equilibrio, permitiendo que algunos microorganismos proliferen y provoquen enfermedades.
A medida que nuestra comprensión del microbioma de la piel continúa mejorando, ¿podríamos algún día aprovecharla en la medicina personalizada para mejorar la salud?
Por tanto, la microbiota cutánea juega un papel importante en nuestra salud. No sólo son parte de nuestra piel, sino también un componente importante de nuestra salud. De cara al futuro, ¿cómo seguirá la comunidad científica explorando el potencial de estos microorganismos y utilizando este conocimiento en beneficio de la humanidad?