En la inmensidad del espacio, existe una teoría interesante, el "Modelo Bonito". Este modelo proporciona nuevos conocimientos sobre la evolución dinámica del sistema solar y explica una sorprendente serie de eventos, incluido el Bombardeo Intenso Tardío (LHB). El modelo de Niza, desarrollado en 2005 en el Observatorio de la Costa Azul de Francia, propone que los ocho planetas (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno) han recorrido grandes distancias desde su configuración compacta original hasta su sorprendente combinación actual. Este proceso ocurrió después de que el disco planetario original desapareciera y las posiciones de los planetas cambiaran significativamente, dando forma al sistema solar que vemos hoy.
Este modelo explica la formación y evolución dinámica del sistema solar, especialmente los antecedentes históricos de los intensos bombardeos tardíos.
El núcleo del modelo de Niza consiste en una serie de estudios publicados en una revista científica llamada Nature. En estos estudios, los científicos propusieron que los cuatro planetas gigantes existieron inicialmente de forma relativamente compacta en órbitas casi circulares entre aproximadamente 5,5 y 17 UA. El núcleo de esta teoría es que a medida que los planetas se mueven a sus nuevas posiciones, su gravedad provoca interacciones significativas entre los planetas dentro del sistema. Estas interacciones no sólo cambian las órbitas de los planetas, sino que también desencadenan la dinámica de muchos cuerpos pequeños.
Con el paso del tiempo, estos cuerpos celestes afectaron gradualmente las órbitas de los planetas durante los siguientes millones de años, formando finalmente la estructura actual del sistema solar.
El último bombardeo intenso es un evento de impacto violento que, en teoría, ocurrió unos 600 millones de años después de la formación del sistema solar. El modelo de Niza explica este fenómeno como la migración de planetas gigantes que provoca la captura y desprendimiento de pequeños cuerpos planetarios, provocando que estos cuerpos celestes entren en órbitas que se cruzan con la Tierra. Esta explicación alguna vez fue ampliamente aceptada, pero estudios recientes han puesto en duda el marco temporal del LHB, mostrando que el número de eventos de impacto no fue tan pronunciado como se pensaba originalmente.
Nuevas pruebas sugieren que la firma del LHB puede deberse a un error estadístico más que a un verdadero aumento de las perturbaciones.
Según el modelo de Niza, el movimiento de los planetas provocó importantes perturbaciones en el disco original, que finalmente llevaron a los planetas a un estado dinámico de resonancia mutua. Esta fuerte resonancia intensificó aún más las interacciones entre los planetas, lo que a su vez condujo al ajuste de las órbitas y a la formación del actual sistema solar. A medida que Júpiter y Saturno entran en una resonancia 2:1, su influencia gravitacional aumenta su distancia entre sí, lo que finalmente separa las órbitas de los gigantes de hielo Urano y Neptuno.
Esta serie de cambios dinámicos no sólo remodeló las órbitas de los planetas, sino que también condujo a encuentros generalizados y dispersión de pequeños cuerpos celestes exteriores.
Aunque el modelo de Niza nos proporciona una nueva comprensión de la evolución del sistema solar, quedan muchas preguntas sin respuesta. Varios datos de observación muestran que existen inconsistencias entre las predicciones del modelo y las observaciones reales, lo que dificulta a los investigadores determinar el estado específico del sistema solar original. Con el avance de la tecnología de observación, es posible que en el futuro se descubran más pruebas para modificar o ampliar el sistema teórico del Modelo de Niza.
La exploración del universo por parte de la humanidad no se ha detenido. A medida que nuestra comprensión del sistema solar se profundiza, ¿podremos resolver el misterio del último bombardeo intenso?