En la sociedad globalizada actual, comprender las diferencias culturales y los estilos de comunicación es crucial para promover buenas interacciones interpersonales y comerciales. Entre ellos, los conceptos de alta cultura y baja cultura se han convertido en un marco importante para comprender diferentes estilos de comunicación. El antropólogo Edward T. Hall propuso por primera vez esta teoría en 1959, afirmando que las culturas altas se caracterizan por su énfasis en la armonía grupal y las relaciones entre los miembros, mientras que las culturas bajas se inclinan más por el individualismo y el estilo de comunicación directa.
La alta cultura representa una comunicación orientada a las relaciones y los miembros a menudo dependen del entendimiento tácito de los demás.
Las altas culturas son típicamente relacionales y colectivistas, en las que los miembros ven las relaciones entre sí como parte de un tejido entrelazado. Las personas prestan más atención a la comunicación no verbal, como cambios en los movimientos corporales, las expresiones faciales y el tono de voz, que son elementos indispensables en la comunicación. Esta cultura enfatiza la armonía y otorga un mayor valor al bienestar del grupo.
En comparación con la alta cultura, los miembros de la baja cultura suelen ser más directos en la comunicación y no dependen de antecedentes sociales implícitos o comprensión previa al expresar opiniones y necesidades. En las culturas bajas, es necesario un lenguaje claro y específico porque los miembros tienen un conocimiento previo limitado entre sí.
La comunicación en las culturas bajas se centra en la expresión clara y cuanto más directa es, menos malentendidos puede reducir.
Cuando interactúan personas con una cultura alta y una cultura baja, a menudo se producen malentendidos en la comunicación. Por ejemplo, los individuos de entornos de alta cultura pueden ver a los miembros de baja cultura como demasiado fríos o antipáticos, mientras que los miembros de baja cultura pueden ver a los de alta cultura como demasiado asertivos o descorteses. Esto demuestra la importancia de comprender el contexto cultural para facilitar una comunicación eficaz.
En un estudio realizado en Estados Unidos, China y Corea del Sur, los resultados mostraron que los gerentes de empresas estadounidenses tienen estilos de comunicación significativamente diferentes a los de China y Corea del Sur. Los gerentes en Estados Unidos muestran rasgos culturales bajos, prefiriendo modos de comunicación explícitos y directos, mientras que los gerentes en China y Corea del Sur muestran rasgos culturales más altos, favoreciendo métodos implícitos e indirectos.
Las diferencias culturales son particularmente evidentes en los efectos de la comunicación en los entornos empresariales.
En la era digital, los símbolos y los emoticones se han convertido en herramientas importantes para la comunicación intercultural. Es probable que los usuarios con un alto nivel de alfabetización utilicen estas herramientas para mejorar la eficacia de sus comunicaciones, mientras que los usuarios con un nivel bajo de alfabetización probablemente dependan menos de estos medios. Esto nos recuerda que debemos prestar especial atención a la claridad de la comunicación en la comunicación digital entre diferentes culturas.
En general, la comprensión de la cultura no es sólo la distinción entre alta cultura y baja cultura, sino también una visión profunda de las relaciones interpersonales y los estilos de comunicación. Vale la pena pensar y practicar cómo establecer relaciones armoniosas en un entorno multicultural por parte de cada uno de nosotros. Especialmente en el entorno globalizado de hoy, ¿cómo podemos encontrar un equilibrio entre la alta cultura y la baja cultura?