En la batalla entre los virus y las células huésped, los virus de ARN de cadena positiva (virus +ssRNA) demuestran sus incomparables capacidades de manipulación. Este tipo de virus tiene un genoma monocatenario de sentido positivo que puede actuar directamente como ARN mensajero (ARNm) y traducirse en proteínas virales en los ribosomas de la célula huésped. Este proceso no sólo es un requisito esencial para la supervivencia de los virus, sino que también muestra cómo explotan la maquinaria biológica de las células huésped para asegurar su propia reproducción.
El genoma de los virus de ARN de cadena positiva generalmente contiene de tres a diez genes, incluida la ARN polimerasa dependiente de ARN.
Las estrategias de supervivencia de estos virus comienzan con sus genomas. En los virus de ARN de cadena positiva, la ARN polimerasa dependiente de ARN es crucial, responsable de la síntesis de la maquinaria antigénica de cadena negativa, que luego se utiliza para crear nuevos genomas virales de cadena positiva.
En la naturaleza, la diversidad de virus de ARN de cadena positiva es bastante sorprendente y podemos encontrar rastros de ellos tanto en plantas como en animales. Estos virus incluyen una variedad de virus patógenos como el VHC, el virus de la fiebre amarilla y los coronavirus que causan el SARS, el MERS y el COVID-19.
Durante la replicación de los virus de ARN de cadena positiva, el genoma viral no solo sirve como plantilla de replicación, sino que también puede utilizarse directamente para la síntesis de proteínas. Después de la infección, la maquinaria de traducción de la célula huésped se desvía casi por completo hacia la producción de proteínas virales debido a la altísima afinidad del sitio de entrada de los ribosomas (IRES) dentro del genoma viral por los ribosomas del huésped. Este uso eficiente permite que el virus crezca rápidamente y se produzca en grandes cantidades.
En muchos casos, la síntesis de proteínas virales da lugar a la interrupción de la síntesis proteica normal por parte del material de prueba de la célula huésped.
Además, se cree que las estructuras de membrana formadas por estos virus durante la proliferación son una estrategia para hacer frente a la respuesta inmunitaria de la célula huésped. Podrían ser capaces de ocultar su proceso de replicación al sistema de detección inmune del huésped, demostrando así su ingenioso diseño para la supervivencia y la reproducción.
Otra característica de los virus de ARN de cadena positiva es su capacidad de recombinación genética. La recombinación ocurre cuando al menos dos genomas virales están presentes en la misma célula huésped. Esto no sólo es una fuerza impulsora para la evolución de su estructura genética, sino que también puede provocar la aparición de nuevas cepas de virus, lo que ha causado muchas epidemias humanas en el pasado.
En muchos casos, la recombinación puede ayudar a los virus a adaptarse mejor al entorno del huésped y evadir el ataque del sistema inmunológico del huésped.
Según el sistema de clasificación biológica, los virus de ARN de cadena positiva se dividen en tres reinos: Kitrinoviricota, Lenarviricota y Pisuviricota. Estos virus están altamente relacionados biológicamente y comparten un ancestro común. Existen diferentes tipos de virus en cada clasificación, por ejemplo, Kitrinoviricota contiene los famosos alfavirus y flavivirus.
Los diferentes tipos de virus tienen sus propias características en cuanto a mecanismos de infección, entornos de crecimiento y métodos de transmisión, lo que les hace desempeñar papeles importantes en el ecosistema.
Con el avance de la investigación científica y la tecnología, nuestra comprensión de los virus de ARN de cadena positiva continúa profundizándose. Hay muchos misterios biológicos ocultos en el ingenioso diseño de estos virus, que merecen nuestra mayor exploración. Los virus de ARN de cadena positiva no sólo son patógenos, sino que su comportamiento, evolución e interacciones con los huéspedes también reflejan la complejidad de la naturaleza.
Frente a estos virus sutilmente manipulables, no podemos evitar preguntarnos: a medida que los virus evolucionen, ¿cómo se verá afectado el futuro de nuestra especie?