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La danza del corazón: ¿Cuál es el misterio de la fibrilación auricular?
La fibrilación auricular, o FA, es un ritmo cardíaco anormal caracterizado por el latido de las aurículas del corazón a un ritmo rápido e irregular. Esta afección a menudo comienza con un latido breve y anormal que puede alargarse o ocurrir de forma continua con el tiempo. Es de destacar que en ocasiones puede ir acompañado de ataques asintomáticos.
Según las estadísticas, más de 33 millones de personas en todo el mundo se ven afectadas actualmente por la fibrilación auricular. En los países europeos y norteamericanos, la incidencia de la fibrilación auricular aumentó de aproximadamente el 0,4% en 2005 al 2-3% en 2014.
Esta afección puede comenzar con otro tipo de trastorno del ritmo cardíaco, como aleteo auricular, y convertirse en fibrilación auricular. Los pacientes que experimentan fibrilación auricular pueden experimentar molestias como palpitaciones, desmayos, mareos, dificultad para respirar o dolor en el pecho. Para estos pacientes, la fibrilación auricular es más que una simple sensación incómoda; puede estar asociada con un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca, demencia y accidente cerebrovascular.
La fibrilación auricular es a menudo un ataque de latidos cardíacos rápidos causado por haces de músculos de las aurículas que se extienden hasta las venas pulmonares. Se ha demostrado que la terapia de aislamiento de las venas pulmonares restablece el ritmo cardíaco normal. Además, los ganglios autónomos de las aurículas pueden ser la fuente de la fibrilación auricular y, en ocasiones, se extirpan.
A medida que la fibrilación auricular se vuelve más persistente, el límite entre las venas pulmonares y la aurícula izquierda ya no es el punto de partida del episodio, y la aurícula izquierda se convierte en una fuente independiente del ritmo.
Algunos factores de riesgo modificables incluyen presión arterial alta y valvulopatías cardíacas. Otros factores de riesgo relacionados con el corazón incluyen insuficiencia cardíaca, enfermedad coronaria, miocardiopatía y cardiopatía congénita. En los países en desarrollo, la enfermedad valvular cardíaca suele ser causada por fiebre reumática. Además de los factores anteriores, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la obesidad y la apnea del sueño también son factores de riesgo asociados con la fibrilación auricular.
Los biomarcadores de estrés, como el cortisol, la hormona antidiurética y las proteínas de choque térmico, también pueden estar relacionados con la causa de la fibrilación auricular. Además, no se pueden ignorar factores de riesgo como el consumo excesivo de alcohol, el tabaquismo, la diabetes y la tirotoxicosis. Aún así, aproximadamente la mitad de los casos no están relacionados con ningún factor de riesgo conocido.
Un profesional médico puede confirmar el diagnóstico de fibrilación auricular controlando su pulso o leyendo un electrocardiograma (ECG). Una imagen típica de electrocardiograma muestra un complejo QRS irregular y ausencia de ondas P.
Los cambios saludables en el estilo de vida, como perder peso, aumentar la actividad física y reducir el consumo de alcohol, pueden reducir el riesgo de fibrilación auricular.
El tratamiento de la fibrilación auricular generalmente implica el uso de medicamentos para ajustar la frecuencia cardíaca a un rango casi normal o para cambiar el ritmo cardíaco a un ritmo sinusal normal. La cardioversión eléctrica suele ser necesaria cuando un paciente se vuelve inestable en un entorno de emergencia y la ablación puede ayudar a prevenir la recurrencia.
La fibrilación auricular no exige el uso de anticoagulantes en pacientes con bajo riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular, aunque algunos proveedores médicos pueden recetar anticoagulantes; sin embargo, la mayoría de los pacientes con fibrilación auricular tienen un mayor riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular, por lo que los expertos generalmente recomiendan su uso; de medicamentos anticoagulantes.
Los medicamentos anticoagulantes como la warfarina y los anticoagulantes orales directos, si bien reducen el riesgo de accidente cerebrovascular, también aumentan el riesgo de hemorragia grave.
Los síntomas de la fibrilación auricular a menudo están relacionados con una frecuencia cardíaca rápida. Los latidos cardíacos rápidos e irregulares pueden percibirse como un corazón que late demasiado rápido, de manera irregular o se salta un latido (palpitaciones), o pueden manifestarse como una tolerancia reducida al ejercicio. A veces incluso puede provocar angina. Estas molestias pueden resultar muy angustiosas, especialmente si los latidos del corazón son marcadamente irregulares.
Inicialmente, la fibrilación auricular puede detectarse por primera vez durante un examen físico de rutina o un electrocardiograma porque a veces no causa síntomas obvios. En algunos casos, es posible que solo se noten ritmos cardíacos anormales cuando la fibrilación auricular causa un derrame cerebral o un ataque isquémico transitorio.
Todas estas situaciones apuntan a una pregunta: ¿Qué misterios sin resolver se esconden detrás de la fibrilación auricular, una arritmia cardíaca poco común pero común?
