Hay una fase fascinante en la historia del universo conocida como la "Edad Oscura". Durante este período, el universo estaba lleno de oscuridad y silencio. No había suficiente luz para iluminar los alrededores y no había estructuras interestelares visibles. Su existencia es crucial para nuestra comprensión de la evolución del universo, aunque las características y acontecimientos específicos de este período continúan desconcertando a los científicos.
Este período, conocido como la Edad Oscura, en realidad esconde muchos misterios del universo primitivo.
La Edad Oscura se produjo porque el universo estaba lleno de átomos de hidrógeno primordiales en los primeros días después del Big Bang, pero no se habían formado estrellas ni otros cuerpos celestes visibles. La luz no puede viajar eficientemente a través del Universo en esta etapa porque todavía hay mucho gas hidrógeno no unido. Esto dio lugar a un período de relativa baja transparencia en el Universo, lo que hizo difícil para los observadores detectar este período de la historia.
A medida que el universo evolucionó, unos 379.000 años después del Big Bang, los átomos de hidrógeno se combinaron para formar hidrógeno neutro. Este proceso hizo gradualmente transparente el universo y sentó las bases para el posterior período de reionización. Cuando se formaron las primeras estrellas y galaxias, su intensa radiación luminosa impulsó la reionización del hidrógeno, recargando el universo de energía.
El proceso de reionización marcó el final de la Edad Oscura y también fue la clave para el comienzo de la formación de la estructura material.
Según el modelo de tiempo, el proceso de reionización se puede dividir en varias etapas. En la primera etapa, cada estrella recién nacida está rodeada de hidrógeno neutro y la luz emitida por la estrella enciende el gas circundante. Esto desencadena la primera ronda de ionización del gas circundante, pero a medida que continúa el proceso, también se produce la recombinación. Esto creó un equilibrio dinámico que duró decenas de millones de años.
Sin embargo, cómo observar y estudiar este proceso de reionización sigue siendo un gran desafío. Mirando hacia atrás desde el universo distante, debemos confiar en una variedad de métodos de observación para obtener una comprensión más profunda de este fenómeno. Entre ellas se incluye el estudio del proceso de reionización mediante la observación de los espectros de los cuásares, que se encuentran entre los objetos más brillantes del universo temprano y cuya luz nos ayuda a comprender el estado del hidrógeno neutro.
La luz de cada cuásar es como un mensajero del tiempo, que nos dice cuándo comienza y termina la reionización.
Además, las características de anisotropía y polarización de la radiación de fondo cósmico de microondas también proporcionan pistas importantes. Esta información nos ayuda a entender el período en el que se produjo la reionización y la edad del universo. Al analizar los datos de la radiación de fondo cósmico de microondas, podemos estimar que el corrimiento al rojo de la ionización pesada está aproximadamente en el rango de z = 7,68 ± 0,79.
A medida que mejora la tecnología de los instrumentos, ahora podemos utilizar nuevas técnicas de observación para estudiar estos procesos en profundidad. Por ejemplo, la emisión Lyman-alfa y la línea de 21 cm se han convertido gradualmente en herramientas poderosas para estudiar la ionización pesada. A través de sus observaciones, esperamos descubrir los misterios de la Edad Oscura.
¿Todo esto indica que en la soledad del universo, durante las edades oscuras, se alimentó la posibilidad de la vida?
Son descubrimientos como éste los que han despertado gran interés entre los científicos sobre los orígenes de la materia y la energía en el universo primitivo. Aunque la fuente específica de la ionización pesada aún no está clara, es seguro que la primera generación de estrellas, cuásares e incluso posibles estrellas primitivas han jugado un papel crucial.
Aunque todavía hay muchas exploraciones en curso, ésta no es sólo una exploración de la evolución del universo, sino también una profunda reflexión sobre nuestros propios orígenes: ¿es esta llamada historia oscura realmente tan oscura y sin sombras? ¿Cómo inspiró la evolución posterior de las galaxias, los planetas e incluso la vida?
Tenemos innumerables sueños y expectativas sobre el desarrollo futuro del universo, y ¿qué revelaciones e iluminaciones pueden traernos estos sueños y expectativas, que se originaron en esa solitaria y misteriosa era oscura?