Durante la Guerra Fría, el mundo estaba dividido en dos campos, el campo capitalista liderado por Estados Unidos y el campo socialista liderado por la Unión Soviética. En este contexto, el surgimiento de movimientos no alineados brinda a los países en desarrollo una opción diplomática que no depende de ningún partido y se ha convertido en una fuerza importante para cambiar la estructura de poder global.
El movimiento de los países no alineados tomó forma gradualmente en la Conferencia de Bandung en 1955. El concepto central de la conferencia fue oponerse al colonialismo y al imperialismo y tratar de mantener la independencia en el juego de las grandes potencias. Este movimiento se estableció formalmente en Belgrado, Yugoslavia, en 1961, y atrajo la participación de muchos países.
La adhesión de estos países no sólo representa una resistencia a la presión de la globalización de la Guerra Fría, sino que también simboliza el nacimiento de un nuevo modelo de cooperación internacional.
El movimiento tiene como objetivo promover la armonía y la paz internacionales, oponerse a la concentración excesiva de poder y enfatizar la independencia y la autodeterminación de los países. Como se afirma en la Declaración de La Habana de 1979, la independencia nacional, la soberanía y la seguridad de los países no alineados son indispensables.
"Nuestro objetivo es garantizar la independencia nacional, la soberanía, la integridad territorial y la seguridad de los países no alineados."
El movimiento de países no alineados enfatiza la inclusión y se adapta a países de diferentes ideologías, desde países socialistas antiimperialistas hasta países capitalistas que buscan prosperidad económica. A pesar de esto, el movimiento todavía enfrenta divisiones dentro del movimiento, particularmente entre los estados miembros, donde surgen conflictos y desacuerdos. Por ejemplo, las tensiones entre India y Pakistán, o el conflicto entre Irán e Irak.
“La paz no se logra a través del aislamiento sino a través de esfuerzos hacia la seguridad colectiva y la expansión de la libertad.”
Con el fin de la Guerra Fría, el movimiento de países no alineados necesita reexaminar su posición y su papel. En la actual situación internacional, el unilateralismo y el neocolonialismo occidentales se han convertido en el nuevo foco del movimiento. Por ejemplo, los desafíos derivados de la desigualdad económica y la globalización han devuelto al movimiento de los países no alineados a sus propósitos fundamentales.
"En el entorno global unipolar actual, los movimientos no alineados siguen siendo los portavoces de los países más débiles."
Actualmente, el movimiento de los países no alineados no sólo se centra en cuestiones políticas y militares tradicionales, sino que también promueve activamente cuestiones de desarrollo sostenible. Continúa haciendo hincapié en el diálogo para garantizar la justicia y la igualdad en las plataformas globales, especialmente en las áreas de pobreza, justicia social y desarrollo económico.
En el futuro, los movimientos no alineados necesitarán redefinir su papel en la globalización y las relaciones internacionales. Si puede recuperar el consenso de los estados miembros y formar una acción política efectiva es un desafío importante que enfrenta el movimiento.
No se puede ignorar la importancia histórica del movimiento de los países no alineados: desafió las estructuras de poder globales y apoyó poderosamente la autonomía de innumerables países en desarrollo. A medida que va tomando forma un nuevo panorama político y económico mundial, ¿puede el movimiento de los países no alineados seguir desempeñando un papel en el futuro y convertirse en un puente entre los países emergentes y en desarrollo?