En el mundo actual, muchos países todavía se adhieren al sistema autoritario, lo que contrasta fuertemente con la inclinación hacia la democracia. Estos países a menudo utilizan el desarrollo económico como herramienta para mantener su dominio, pero esto no conduce necesariamente al proceso de democratización. ¿Por qué es esto?
El desarrollo económico bajo un sistema autoritario se considera a menudo un dilema. Por un lado, famosos académicos como Samuel Lipset señalaron que el desarrollo económico puede crear condiciones para la democracia; por otro lado, Adam Prevostsky creía que el proceso de desarrollo no se traduce automáticamente en democratización. Esto demuestra que la relación entre crecimiento económico y cambio político no es una simple relación de causa y efecto.Las características principales de los gobiernos autoritarios son un poder altamente concentrado y centralizado, junto con el uso de la represión política para excluir a los rivales.
Por ejemplo, China no ha logrado reformas políticas democráticas similares durante su rápido crecimiento económico de las últimas décadas, sino que ha fortalecido el control del partido. Esto ha llevado a los académicos a reflexionar profundamente: ¿Qué papel desempeña la economía en el autoritarismo?
El desarrollo económico no sólo aumenta la legitimidad de los regímenes autoritarios, sino que también les proporciona los recursos correspondientes para mantener su gobierno.
En muchos casos, el crecimiento económico se utiliza como una herramienta de los gobernantes. Generalmente vinculan estos intereses económicos con la seguridad nacional o la estabilidad social para consolidar su propio régimen. El acuerdo parece ser beneficioso para muchos países en desarrollo temprano. Los autoritarios a menudo utilizan el crecimiento económico de un país para desviar la atención pública de la falta de libertad política.
La investigación del politólogo Mark Tushner sugiere que algunos estados autoritarios pueden adoptar el "constitucionalismo autoritario", lo que significa mantener una estructura democrática en la forma pero en realidad tomar decisiones que son contrarias a la democracia. Un ejemplo de este fenómeno es muy claro en Singapur, que ha resistido cualquier voz que desafíe el régimen existente mientras desarrolla su economía.
Los efectos de corto plazo del crecimiento económico se utilizan para fortalecer la legitimidad del régimen, pero a largo plazo pueden conducir al efecto opuesto. Cuando el desarrollo económico se vuelve insostenible, el apoyo público al autoritarismo también puede flaquear. En algún momento, los autoritarios se enfrentarán a mayores expectativas del público en cuanto a justicia y libertad, por lo que, en ausencia de mecanismos de diálogo efectivos, el aislamiento del público se convertirá en un problema cada vez más grave. Autoritarismo y control socialLa resiliencia de los regímenes autoritarios proviene precisamente de su capacidad de ajustar con flexibilidad sus estrategias políticas y construir una identidad social sobre la base de la economía.
Para mantener su poder, los regímenes autoritarios deben controlar la sociedad. Muchas veces estos regímenes construyen los mismos mecanismos en los que se basan para gobernar a sus mujeres y hombres. La presión de la gobernanza social ha dejado a la gente de muchos países sin tiempo para prestar atención a cuestiones de libertad política. Los autoritarios han utilizado los intereses económicos para construir una red de seguridad social demasiado grande, incapaz de crear una situación polarizada respecto a las cuestiones contradictorias de la seguridad y la economía.
Los regímenes autoritarios suelen reprimir cualquier voz disidente y cualquier protesta bajo el pretexto de su prosperidad económica.
El desarrollo económico tiene múltiples efectos sobre los sistemas autoritarios. No es sólo una herramienta para fortalecer el régimen, sino que también puede tener el potencial de impulsarlo en la dirección opuesta. Frente a un entorno económico cambiante y al deseo de libertad de la gente, ¿cuál es el futuro del autoritarismo?