Los orígenes de los límites de mandato se remontan a la antigua Grecia y la República Romana. En la antigua democracia ateniense, muchos cargos públicos estaban limitados a un solo mandato y los miembros del parlamento podían desempeñarse durante un máximo de dos mandatos. Con excepción del cargo de comandante estratégico, que podía ser reelegido indefinidamente, la República romana aprobó leyes que limitaban ciertos cargos, como el de contralor, a un solo mandato.
Napoleón puso fin a los límites de mandato en Francia en 1799, una medida que en gran medida repitió la historia de Julio César.
Los límites de mandato fueron restablecidos por la constitución de la Primera República Francesa, adoptada en 1795, que limitó los mandatos de los consejos directivos franceses a cinco años y prohibió la reelección. Sin embargo, en 1799 Napoleón tomó el poder mediante un golpe de estado y puso fin nuevamente a esta restricción. La constitución francesa de 1848 restableció límites de mandato, pero el sobrino de Napoleón, Napoleón III, acabó por violarlos también.
Límites de mandato en Estados UnidosLos límites de mandato en los Estados Unidos se remontan a la Carta de Libertades de Pensilvania de 1682, que exigía que los miembros de la legislatura provincial rotaran cada tres años. En los tiempos modernos, si bien existe una tradición informal de que los presidentes estadounidenses sólo cumplen dos mandatos, este límite no se consagró formalmente en la ley hasta que se promulgó la Enmienda 22 en 1951.
La situación actual en América LatinaMuchos países de América Latina modelaron sus sistemas presidenciales según el de Estados Unidos cuando los establecieron en el siglo XIX, adoptando a menudo límites de mandato similares. Sin embargo, ante la situación de presidentes que exceden el límite de su mandato, algunos países han cambiado los límites de mandato a un solo mandato sin reelección. En México, Porfirio Díaz ignoró los límites de mandato y fue reelegido ocho veces antes de verse obligado a exiliarse en 1911. La Constitución de 199 años de antigüedad estableció un límite de un mandato, pero la historia posterior ha demostrado que los límites al mandato presidencial a menudo son cuestionados de diversas maneras.
En Asia, el reconocimiento y la implementación de límites de mandato varían según el cambio de régimen. Por ejemplo, en virtud de las Disposiciones Provisionales de 1948, se abolieron por primera vez los límites al mandato del Presidente de la República de China. Aunque los límites de mandato se restablecieron en 1991, la lucha entre regímenes demostró la fragilidad de los límites de mandato en todos los regímenes.
China abolió los límites de mandato para su jefe de Estado en 2018, lo que permitió a Xi Jinping continuar con su liderazgo, un cambio que está estrechamente relacionado con su entorno político nacional e internacional.
Ejemplos de África y Oriente MedioEn África, los límites de mandato se implementaron en su mayoría rápidamente después de que los países se redemocratizaron, pero con el tiempo, los líderes de muchos países optaron por terminar con estos límites o eludirlos de diversas maneras. Especialmente después de la Primavera Árabe, los reclamos públicos a favor de límites de mandato han aumentado nuevamente, exigiendo que el gobierno conceda libertades democráticas más prolongadas.
El referéndum constitucional de Egipto de 2019 amplió los mandatos presidenciales a seis años y permitió al presidente en ejercicio cumplir un tercer mandato.
Más de una cuarta parte de los presidentes sujetos a límites de mandato entre 1960 y 2010 ampliaron o violaron con éxito esos límites, según los datos. Este fenómeno demuestra que la implementación de límites de mandato aún enfrenta enormes desafíos en el desarrollo de la democracia y está estrechamente relacionado con el deterioro de los derechos humanos y el retroceso democrático.
En general, si analizamos los límites de mandato desde una perspectiva histórica, la experiencia nos indica que el diseño de este sistema es crucial, ya que puede impedir la expansión ilimitada del poder y afectar la estabilidad a largo plazo del país. Sin embargo, todo líder que se enfrente a estos sistemas debe pensar si podrá mantener su gobierno por más tiempo o si perderá la base del poder debido a una traición.